Antes de disponer de energía eléctrica recargable o de sistemas de baterías, se emplearon las lámparas de carburo para iluminar cuevas en minería pero también para alumbrar el camino en algunos deportes de aventura como el senderismo, la pesca y especialmente en espeleología.


Flama de gas acetileno



La espeleología surgió como una ciencia de exploración que investiga la configuración morfológica de las cavidades subterráneas. Pero para realizar la topografía del subsuelo se precisaba una fuente luminosa potente. Así, la práctica de esta ciencia y deporte terrestre, requirió desde sus inicios un medio de iluminación transportable y eficaz como es la lámpara de carburo.


Iluminación potente



Funcionamiento de la lámpara de carburo


La lámpara de carburo es un ingenioso dispositivo que funciona mediante iluminación por gas. También se conoce como lámpara de gas acetileno.
Como indica su nombre, genera su fuente luminosa gracias al gas acetileno, que se obtiene por una reacción química al combinar carburo de calcio (CaC2) y agua.


Carburo de calcio



Tras su descubrimiento, su gran eficacia impulsó la producción de estas lámparas en Estados Unidos y Europa con distintos prototipos, aunque todos compartían el mismo principio de funcionamiento.

Todas las lámparas de carburo tienen un depósito superior para el agua, regulando su goteo mediante una válvula reguladora o inyector. En la parte inferior, contienen un recipiente para el carburo donde caen las gotas de agua y se genera el gas acetileno. Desde este depósito, un conducto conecta con el quemador exterior donde se produce la llama brillante.


Esquema de lámpara de carburo



La calidad de la llama depende del flujo y estado del inyector, que debe ajustarse correctamente para evitar la carbonización. La forma de la llama también varía según la perforación del inyector, pudiendo obtenerse llamas en forma de mariposa, redondas, dobles, etcétera.

Historia de la lámpara de carburo

Antes de este invento en 1900, la minería y la exploración subterránea se limitaban al uso de velas y lámparas de aceite. Estas ofrecían una luz tenue y resultaban poco prácticas.

Muchos mineros padecían nistagmo del minero, una afección ocular por la exposición prolongada a una iluminación deficiente.

Los científicos exploradores de cuevas tenían grandes dificultades para documentar los relieves subterráneos con escasa luz.

Las lámparas de carburo revolucionaron la visibilidad en estos entornos oscuros, convirtiéndose en el sistema idóneo para la iluminación autónoma en grutas. Ofrecían gran potencia lumínica a bajo coste, siendo la fuente principal para espeleólogos.


Exploración subterránea



Las lámparas de carburo en espeleología

Por su éxito y funcionalidad, destacamos sus ventajas para el uso en espeleología:
  • Iluminación: una lámpara de acetileno ilumina unas 20 veces más que una vela, con una luz cálida y homogénea.
  • Combate la hipotermia: al ser una reacción exotérmica (agua-carburo), genera calor, siendo útil en exploraciones prolongadas.
  • Resistencia: su construcción robusta en acero las hace ideales para cavidades. Su estructura sencilla permite reparaciones con herramientas básicas.
  • Económicas: solo requieren carburo de calcio y agua, con un coste reducido.
  • Autonomía: pueden usarse durante días con suficiente agua y carburo.

Antigua lámpara de carburo



Hoy siguen utilizándose con modelos modernos cada vez más especializados para la espeleología.
Incorporando nuevos materiales como acero inoxidable, aluminio o polietileno, estas lámparas han evolucionado notablemente.

Las mejoras incluyen sistemas de goteo atmosféricos, de autopresión o con bomba de goma, y mecanismos de seguridad con válvulas de presión más eficaces.


Lámpara con reflejante



Sin duda, estas lámparas siguen siendo una opción vigente y una excelente alternativa a la electricidad y baterías para iluminar grutas y cavidades subterráneas.