
Los siguientes consejos deberían hacerse idealmente después de cada ruta, aunque siendo realistas no siempre es posible y, dependiendo de la intensidad del recorrido, quizá ni siquiera sea necesario. Si no tienes una MTB, muchos de estos puntos pueden aplicarse a otras bicicletas para mantenerlas en perfecto estado.
Al principio puede parecer intimidante, ¡pero es una forma excelente de familiarizarte con tu bici! Esta revisión completa debería llevarte unos 40 minutos. Si tienes dudas, ¡siempre habrá alguien en tu comunidad local de MTB dispuesto a ayudarte! Ninguno de los materiales o productos necesarios es caro o difícil de conseguir. Encontrarás esto en cualquier tienda de ciclismo o ferretería:
- Lubricante para cadena
- Aceite lubricante
- Desengrasante
- Cepillo de dientes
- Trapos sin pelusa
- Cepillos de cerdas duras
- Un radio viejo o varilla metálica fina
- Jabón lavavajillas

La cadena
Lo primero es limpiar la cadena. La cadena es una parte vital del mecanismo y ¡no puede descuidarse! Para empezar, llena un cubo con agua caliente y un poco de lavavajillas. Cuanto más caliente el agua, más fácil saldrá la suciedad.
Pon la cadena en el plato más grande y, con un cepillo duro, frota hasta que recupere su color original (que quizá no recuerdes, dependiendo de cuánto la hayas descuidado).
Tras frotar la cadena, usa un desengrasante (preferiblemente biodegradable), déjalo actuar penetrando en todos los eslabones. Gira los pedales hacia atrás varias veces para distribuirlo y luego acláralo o déjalo secar al aire (si estás fuera).
Con un trapo viejo, frota la cadena para eliminar más suciedad. Intenta girar cada eslabón para limpiar a fondo.
Aplica lubricante ligero solo cuando estés seguro de que la cadena está completamente limpia. Asegúrate de que llega a todos los eslabones, pues es la parte más importante a lubricar.

Los cables
Ahora limpia los cables. Probablemente tendrás que retirar la funda de goma protectora. Limpia con un trapo y desengrasante, luego pasa un trapo sin pelusa con un poco de grasa, apretando el cable entre pulgar e índice. Evita dejar grumos de grasa.
Los desviadores
Tras la cadena y cables, pasa al desviador delantero (abreviatura de Mecanismo de Desviador). El desviador delantero mueve la cadena entre los platos, mientras que el trasero controla los cambios en los piñones. El desviador trasero tensa la cadena para que no salte bajo presión.
Limpia el desviador delantero con un cepillo pequeño (ideal un cepillo de dientes), agua caliente con jabón, llegando a todos los rincones. Sécalo con un trapo, asegurando que el interior quede impecable.
Ahora ataca la rueda guía del desviador trasero. Para muchos, esta es la parte más satisfactoria. Necesitarás un trozo de metal fino (un radio viejo es ideal). ¡Si descuidas esta parte, el trabajo anterior no servirá de nada! Raspa la suciedad incrustada y limpia con cepillo y desengrasante. Aplica solo una gota de lubricante (no exageres, pues la cadena lubricada también pasa por aquí).

Ahora lubrica el desviador delantero, asegurándote de que penetra bien. Cambia al plato pequeño y frota bien el lubricante en el paralelogramo. Esta parte sufre mucho, así que una buena lubricación es clave.
Como con la rueda guía, limpia los piñones traseros con el radio o algo más ancho. ¡Seguro que hay mucha suciedad seca! Usa un cepillo con agua jabonosa y, para lo más rebelde, aplica desengrasante antes de volver a cepillar. Luego pasa un trapo entre los piñones para una limpieza profunda.
Por último, lubrica los pivotes de las palancas de freno y los cambios. ¡Te lo agradecerán!
Ahora puedes limpiar y pulir las partes superficiales hasta que tu bici quede reluciente e impecable!