
Pero si eres nuevo en este tipo de deportes de riesgo, debes saber que hay alternativas que simulan el paracaidismo de la forma más divertida y mucho más "controlada". ¿Cómo? Volando en un túnel de viento.
Un túnel de viento o aerodinámico es un invento, originalmente de ingeniería, que nació con la idea de estudiar más de cerca los principios del movimiento de objetos sólidos en el aire, la aerodinámica de los aviones o incluso crear nuevas maniobras en picado. Pero como suele pasar, lo que empieza siendo un experimento... ¡termina siendo pura adrenalina!
Puede que no hayas oído hablar mucho de este tipo de vuelos, pero te avanzamos que es una pasada volar en un túnel de viento, tú solo, porque ahí dentro no es necesario que vayas acompañado de un instructor.

Los túneles de viento tienen numerosas ventajas, muchas comparables al paracaidismo y otras perfectas para una primera experiencia de caída libre. De hecho, son muchos los paracaidistas profesionales que entrenan en estos tubos gigantes de aire para perfeccionar su técnica, como es el caso de los paracaidistas militares.
Funcionan gracias a 4 turbinas de gran potencia situadas en la parte inferior de la plataforma, generando un flujo constante y vertical de aire. Solo tienes que adentrarte en este túnel aéreo, tumbarte y dejar que tu cuerpo ascienda hasta una altura máxima de 15 metros, aunque esto dependerá de cómo te desenvuelvas dentro de la plataforma.
Antes de entrar, un equipo de expertos te da un briefing formativo donde te explican el funcionamiento del túnel de viento, cómo debes moverte, consejos de seguridad... todo lo necesario para un vuelo inolvidable.

Volar en un túnel de viento es una experiencia brutal, inolvidable y con grandes ventajas.
- Aprendes a controlar la estabilidad durante la caída libre.
- Practicas el estilo libre en paracaidismo.
- Es más barato que lanzarte en paracaídas.
- Adquieres mucha técnica con la ayuda del instructor.