El buceo es un deporte que con el tiempo ha evolucionado, desarrollando diversas variantes. Una de ellas es la apnea, en la que el buceador se sumerge en las profundidades marinas aguantando la respiración y sin la ayuda de ningún equipo que le suministre oxígeno.

Para practicar esta actividad hay que tener en cuenta que no solo es importante la preparación física, sino también la predisposición mental. Hay que ser consciente de que durante las inmersiones subacuáticas se desciende a varios metros de profundidad y, si no se está relajado, podrían surgir inconvenientes desagradables.

Inmersión en apnea



Obviamente, un buen entrenamiento es indispensable, ya que la presión podría causar daños en los pulmones y en el organismo. Muchas personas practican apnea pensando que es un juego, y esto puede tener graves consecuencias:
  • Síncope por apnea prolongada
  • Síncope por apnea profunda
  • Hiperventilación
  • Contraindicaciones
Hay que tener presente que el cuerpo sufre cambios durante la inmersión, aunque no seamos conscientes de ello. Algunas de estas reacciones dependen del enlentecimiento del ritmo cardíaco o de variaciones en la presión corporal. El proceso de adaptación más importante que realiza nuestro cuerpo es la compensación, que evita la compresión de los pulmones gracias a un mayor flujo sanguíneo.

 Un desafío para el cuerpo y la mente



Los entusiastas de los deportes acuáticos se decantan por varios estilos de apnea:
  • Apnea estática
  • Apnea dinámica
  • Apnea libre
  • Peso constante
  • Peso variable
  • No limits
Practicando la apnea de forma habitual se puede alcanzar un nivel profesional y participar en competiciones para lograr nuevos récords. Si deseas iniciarte en este apasionante deporte extremo, lo mejor es empezar poco a poco y acostumbrar de forma segura tanto el cuerpo como la mente.

 El buen entrenamiento es esencial