Introducción

Esquiar en Zermatt significa, sobre todo, sumergirse en un panorama alpino que no tiene parangón, deslizarse por unas pistas rodeadas de los gigantes de los Alpes, entre los que destacan, el famoso Cervino; el macizo de Monte Rosa, que con sus 4.634 m es el auténtico "techo de Suiza", o el de Mischabel, que, entre tantas cumbres inmensas, resulta tan sólo un dato anecdótico que aquí encontremos el teleférico más alto de Europa, que sube hasta el Kleines Matterhorn, el hermano pequeño del Cervino, acercándonos hasta una altura de más de 3.800 metros.

Descubriendo nuevos paisajes

Panorámica de Zermatt

En los glaciares que se extienden a sus pies es posible esquiar durante todo el año. No en vano, esta estación de esquí pertenece al selecto club de Best of Alps" y, a pesar de su fama, de no ser precisamente la más barata, es una de las más populares de Suiza.

Zermatt ofrece unas instalaciones modernas y eficientes, así como un ambiente exclusivo e internacional, al tiempo que ha sabido conservar gran parte del encanto de un típico pueblo montañés del alto Valais, con sus tradicionales casas de madera. No pueden circular en la localidad coches con motores de combustión, y los medios de transporte habituales son los autobuses o taxis eléctricos o los coches de caballos.

La gastronomía local ofrece un buen repertorio de restaurantes de calidad y los numerosos mesones o restaurantes típicos con terraza, situados a menudo al lado de una de las pistas que bajan hasta Zermatt, invitan a degustar un buen plato regional antes de continuar el descenso hasta el fondo del valle. Al practicar esquí en las faldas de los cuatromiles, no debemos olvidar que fue aquí precisamente donde se escribió una de las páginas más dramáticas del alpinismo clásico, la trágica batalla por la conquista del Cervino, cuyas reliquias pueden visitarse aún en el museo alpino de la localidad. Al pasear por cualquier rincón perdido, todavía hoy es posible sentir algo de ese ambiente de edad de oro del alpinismo.

El dominio esquiable

El dominio esquiable de Zermatt cuenta con 164 km de pistas, situadas entre 1.620 y 3.820 metros de altura, y se divide en tres regiones: Sunnegga-Blauherd-Rothorn (1.620-3.103 m), Gornergrat-Stockhorn (1.620-3.405 m) y Schwarzsee-Trockener Steg-Klein Matterhorn (1.620-3.820 m).

Una de las fórmulas más rápidas para llegar a las pistas es coger el metro alpino, un funicular subterráneo que nos llevará en cuestión de pocos minutos hasta Sunnegga (2.290 m), ya encima de la zona arbolada.

Desde allí continuamos con las telecabinas hasta Blauherd (2.571 m), donde podemos ponernos las tablas o seguir subiendo en el teleférico hasta la cima del Rothorn (3.103 m).

En el Rothorn encontramos, sobre todo, pistas de dificultad media (rojas); las que parten hacia Blauherd nos permiten disfrutar del estupendo panorama de las altas cumbres que nos rodean. Si se baja a Gant por la pista de Fluhalp, es posible enlazar con la zona de Gornergrat-Stockhorn. Una vez que hayamos vuelto a Blauherd, podemos continuar hasta Sunnegga por una pista fácil, o comprobar si la pista Paradise, que baja al fondo del valle hasta Findeln, cumple con lo que promete su nombre.


No te pierdas los rincones suizos

La bajada hacia Zermatt, ya se realice por la pista fácil de Tuftern o por la difícil National FIS, siempre promete un largo y variado descenso; ambas pistas discurren en su tramo inferior por el bosque y coinciden en Patrullarve, desde donde es posible volver a subir en telesilla hasta Blauherd, si no se quiere bajar del todo.

El histórico tren cremallera de la Gornergratbahn parte del centro del pueblo y nos acerca a la región de Gornergrat-Stockhorn, por encima de la cota de 3.000 metros, sin que tengamos que utilizar otro remonte. El viaje hasta la estación de la arista de Gorner, situada en medio de un mundo gélido de glaciares, es agenda imprescindible para cualquier visitante de Zermatt. El tren serpentea entre los bosques y laderas de Riffelalp-Riffelberg y gana poco a poco más altura, mientras el Cervino o cualquier otro de los gigantes helados van imponiendo cada vez más su majestuosa presencia.

La región de Gornergrat-Stockhorn cuenta con el mayor número de kilómetros de pistas  de esquí fáciles, concentradas sobre todo en la soleada zona de Riffelberg y Riffelalp. Por otra parte, en la zona de Hohtälli-Stockhorn, a la que se llega en teleférico desde el Gornergrat, existen algunas de las bajadas más difíciles de toda la región. Las pistas que bajan a Triftji o a Gant, hacia la zona de Sunnegga, son una verdadera delicia para los expertos en laderas empinadas repletas de bañeras. Conviene estar familiarizado con la técnica pertinente y tener los amortiguadores en buen estado.

La bajada integral desde el Gornergrat hasta Zermatt, por las pistas de Riffelbord y Riffelalp, es fácil, pero larga y entretenida, y ofrece unas excelentes vistas panorámicas cuyo centro lo ocupa el omnipresente Cervino. Finalmente, desde el Gornergrat o el Hohtälligrat podemos bajar también por Breitenboden (pistas Kelle y White Hare), bien sea para luego continuar hacia Zermatt por Riffelalp o para dirigirnos a las pistas difíciles, situadas debajo de la Rote Nase. En cualquier caso, se trata de dos descensos variados y gratificantes que nos acercan a la parte más tranquila de la zona.

Para llegar a la zona de Schwarzsee-Trockener Steg-Klein Matterhorn, la más grande de las tres regiones de Zermatt, podemos aprovechar una bajada por la pista de Riffelalp-Schweigmatten y pararnos en Furi para coger uno de los teleféricos que llegan a Furgg (2.432 m), Schwarzsee (2.583 m) o Trockener Steg (2.939 m). La otra opción posible es ir en autobús hasta la estación de las telecabinas de Furi.

Una semana diferente


La zona de Furgg-Schwarzsee ofrece un buen repertorio de pistas variadas y entretenidas situadas en las faldas del Cervino, con claro predominio de las de dificultad media. También se pueden encontrar pistas más técnicas con tramos de bañeras, como, por ejemplo, Garten. Una de las bajadas más bonitas es sin duda la Matterhornpiste, que parte del Furggsattel (3.365 m) y discurre bajo la cara este del Cervino. Tampoco está mal el descenso hacia Zermatt: al bajar por la pista principal que pasa por Furgg, algunos pasajes empinados y estrechos nos obligan a emplearnos a fondo de nuevo, antes de hacer el merecido giro delante de uno de los típicos restaurantes con terraza.

La puerta de acceso a la parte más alta de esta región es Trockener Steg. Desde allí parte el teleférico al Klein Matterhorn, que con sus 3.883 m supone el verdadero punto culminante de una jornada de esquí en Zermatt. El último tramo hasta la cima se sube en el ascensor que parte del túnel que comunica con la pista. Desde el mirador se extiende a nuestros pies todo el valle de Zermatt, rodeado de los cuatromiles. Las vistas hacia el lado italiano no son menos impresionantes. Conviene recordar que nos encontramos a casi 4.000 m de altura, lo que significa que aún con un cielo despejado suele hacer bastante frío.

La bajada hacia Trockener Steg no presenta ninguna dificultad, con buenas condiciones de nieve y buena visibilidad; las anchas pistas del glaciar invitan a hacer giros anchos y disfrutar del panorama. Una serie de remontes nos permite volver a subir a la parte alta del glaciar, pasando por el Theodulpass y Testa Grigia.

El Plateau Rosa, donde es posible esquiar durante todo el año, es explotado conjuntamente con la estación de Breuil-Cervinia, situada en el lado italiano del Cervino. De ese lado esperan otros 100 km más de pistas, pero los remontes no están incluidos en el forfait de Zermatt. Una posibilidad para conocer esta zona es sacarse un forfait válido para la región de Klein Matterhorn-Cervinia y que, para uno o dos días, cuesta lo mismo que el forfait para toda la región de Zermatt.

Los fuera de pista

Los amantes del fuera de pista y las nieves vírgenes encontrarán en la región de Sunnegga-Rothorn dos rutas de descenso, Chamois y Marmotte, que bajan directamente de la cima del Rothorn a Tuftern. Sin embargo, suelen encontrarse mejores condiciones de nieve en la región de Hohtälli-Stockhorn, debido a su orientación más favorable (norte).

Destaca una variante del primer tramo de la pista White Hare, en el descenso del Hohtälli hacia Breitboden, así como el itinerario de Mittelritz que parte desde esta misma pista y baja hacia Gant o Grünsee, según la variante que se elija. Junto a estos itinerarios, existe la opción de esquiar al margen de las empinadas pistas de la zona Stockhorn-Rote Nase, bajando desde el mismo Stockhorn (teleférico) o utilizando los remontes de Triftji y Platte. En esta última pista hay una variante que se une con el ramal del itineraio de Hohtälli-Mittelritz que termina en Gant.

Esquía en los mejores parajes


Por último, en la región de Schwarzsee-Klein Matterhorn, aunque no podemos encontrar itinerarios balizados, también existen posibilidades para esquiar en nieve virgen, localizadas sobre todo en la zona de Schwarzsee- Hörnli. Evitad las zonas boscosas protegidas y recordad siempre que hay que respetar las indicaciones sobre peligro de avalanchas.

El tentempié

Para tomar algo y reponer fuerzas, cada una de las tres regiones cuenta con una nutrida oferta de locales, desde la gran cantina autoservicio con terraza panorámica hasta el pequeño restaurante con encanto y trato familiar. En cuanto a estos últimos, uno de los sitios que me trae mejores recuerdos es el Zum See, que se encuentra en el último tramo del descenso de Schwarzsee-Furgg a Zermatt. Recomiendo también hacer alguna parada técnica en los caseríos de Findeln y Ried, situados en las bajadas de Blauherd por Sunnegga y de Blauherd- Zermatt, respectivamente.

Descanso en Zermatt


Si esquiamos en la zona de Stockhorn-Hohtälli y hace buen tiempo, podemos tomar algo en la terraza del chiringuito de Rote Nase y contemplar, desde la cuerda divisoria entre los glaciares de Findelgletscher y Gornergletscher, las corrientes heladas del macizo de Monte Rosa. Otra opción es pararnos en cualquier sitio soleado y algo retirado de la pista para deleitarnos con el bocata que hemos traído en la mochila.

Después de esquiar

No es mala idea iniciar esta fase aprovechando la última bajada de una larga jornada de esquí y pararnos en uno de los restaurantes o bares rústicos situados a pie de pista. Después, si aún nos sobran fuerzas, podemos patinar en la pista de hielo, probar nuestra habilidad en el curling o jugar al tenis o al squash (hay pistas cubiertas), entre otras opciones.

Si preferimos un programa más relajado, podemos dar una vuelta en trineo de caballos o apuntarnos a un paseo guiado por el pueblo (estos últimos suelen empezar temprano por la tarde).

Para conocer desde cerca la dramática historia de la conquista de los picos más emblemáticos que rodean Zermatt, se recomienda una visita al museo alpino. En cuanto a la oferta gastronómica, Zermatt cuenta con un gran número de restaurantes, de ambiente exclusivo o para gourmets, como locales rústicos con cocina tradicional, además de los restaurantes de montaña ya mencionados.

Vista nocturna de Zermatt

Finalmente, en una estación como Zermatt no pueden faltar los bares de ambiente y las discotecas, hay incluso algunos sitios como la Walliserkanne que ofrecen ambientes diversos (restaurante de especialidades y bar-discoteca).

Descubre nuevas emociones


El esquí de montaña

Si la oferta para los esquiadores normales es ya más que atractiva en Zermatt, las posibilidades para practicar el esquí de montaña son casi ilimitadas. Zermatt constituye una de las etapas de la Haute Route, la clásica travesía con esquís de los Alpes occidentales que arranca en Chamonix, a los pies del Mont Blanc, y termina en Saas Fee, uno de los pueblos vecinos de Zermatt. Partiendo de cualquiera de los refugios de montaña que se visitan en dicha ruta a su paso por Zermatt, existe una serie de ascensiones a cuatromiles que son relativamente fáciles, técnicamente hablando, para quienes estén familiarizados con la técnica del esquí de travesía.

Entre las ascensiones más clásicas figura el Breithorn (4.164 m) que, debido a su cercanía a la estación del Klein Matterhorn, es uno de los cuatromiles más accesibles de los Alpes. En la misma zona se encuentran los gemelos Castor y Pollux, dos excursiones algo más exigentes. Otra ruta clásica, y una de las más largas de toda la región, es la ascensión al Monte Rosa desde el refugio que lleva el mismo nombre. El itinerario para esquí de montaña termina en el Silbersattel (Collado de la Plata), situado a más de 4.500 m de altitud. Después de una larga subida, nos esperan casi 2.000 m de bajada por el glaciar y otros 1.200 m por las pistas del Riffelberg, si las condiciones de nieve permiten el descenso íntegro hasta Zermatt.

Esquí de montaña

Finalmente, hacia el Este están el Strahlhorn (4.190 m), el Allalinhorn (4.027 m) y el Alphubel (4.206 m). El primero es accesible tanto desde Zermatt, a través del Adlerpass, como desde Saas Fee, partiendo del refugio de Britannia; mientras que a los dos últimos se sube tradicionalmente desde Saas Fee. Existen excursiones y ascensiones guiadas y también es posible subir en helicóptero (Heli-Skiing) a algunos de los puntos de partida de los descensos por glaciares (tel. Alpin-Center: +41 (0)27 966 24 60, tel. Air Zermatt: +41 (0)27 966 86 86).

El esquí nórdico

En Zermatt hay una pista de unos 7 km, que discurre al fondo del valle por la zona de Furi–Schweigmatten, y otra pista más larga entre Täsch y Randa (12-15 km).