Alquiler de kayak por Cuevas de Benagil 2h, niños

Hasta hace relativamente poco tiempo, Benagil era un pequeño pueblo de pescadores de la costa del Algarve que recibía pocos visitantes, si acaso algún turista local que había oído hablar de su célebre cueva y quería descubrir por sí mismo eso de lo que todo el mundo hablaba.

Progresivamente, el boca a boca empezó a funcionar y lo que era un secreto a voces se convirtió en todo un descubrimiento para los extranjeros que se aventuraban a conocer Portugal, concretamente todos los que viajaban a esta zona del Algarve. Al final, de manera totalmente lógica, la Cueva de Benagil se transformó en una atracción natural de visita obligada, ha de ser vista una vez en la vida, cuando no hasta en tres, cuatro o infinitas ocasiones.

A la popularidad de la cueva, le siguió la implantación de varios deportes acuáticos o paseos en barco hasta las inmediaciones y el interior de la formación, dado que el acceso a nado es algo complicado. Y ahí es donde entramos nosotros.

Esta actividad está especialmente aconsejada para realizarla junto a los más pequeños de la casa, siempre acompañados de un adulto, para edades comprendidas entre los 6 y 12 años. 

Por eso, os proponemos alquilar nuestros kayaks biplaza con capacidad para dos personas y explorar el litoral a vuestro aire con el objetivo de que experimentéis la libertad absoluta en alta mar. 

No tendréis que preocuparos por nada, es una excursión tranquila, atravesando un manto de calma. Además, antes de partir, uno de nuestros guías con titulación os brinda la información necesaria para remar sin sobresaltos por las aguas del Atlántico.

También, por supuesto, os hace entrega de un chaleco salvavidas de uso personal y sumerge los kayaks en el mar para que no malgastéis energías innecesariamente. A la vuelta, exactamente lo mismo. Sí es aconsejable que vengáis media hora antes para que la excursión no se demore y el kayak salga a la hora acordada.

Así, dos son los destinos que cualquiera os sugeriría, nuestros guías locales entre ellos: atracar en la Cueva de Benagil y disfrutar de un chapuzón en su playa interior o de las privilegiadas vistas de su bóveda, con el gigantesco agujero que se abre en medio de la roca; y, después, encaminarse a la playa de Marinha y contemplar, absortos, sus maravillosos arcos de piedra naturales. 

Seguro que los niños estarán agradecidos eternamente de haber descubierto junto a sus padres de semejante regalo de la naturaleza. Nunca lo olvidarán, vosotros tampoco.