
Aunque se trata de un deporte de aventura muy popular y conocido, son pocos los que saben cuáles son sus comienzos y su historia. Catalogado como uno de los deportes terrestres más extremos que existen, resulta interesante preguntarse: ¿quién fue el primer aventurero en saltar al vacío? ¿Y cómo lo hizo?
En lo que respecta a su historia, el puenting no procede de un deporte primitivo, sino que tiene antecedentes alegóricos que narran un mito y leyenda original.
El puenting como antiguo ritual
Los rastros más antiguos de una práctica similar al puenting se hallan arraigados en los ritos y costumbres de un pueblo lejano de las Islas Vanuatu, un pequeño archipiélago en el océano Pacífico situado a 1.750 kilómetros de Australia.
En la isla de Pentecostés, los habitantes de Bunlap cuentan la historia de un hombre llamado Tamalie para explicar el origen del ritual "Gkol". Según la leyenda, este hombre tuvo una discusión con su mujer, quien decidió huir de él trepando a un alto árbol baniano y atándose los tobillos con una liana. Cuando Tamalie subió a buscarla, ella se lanzó del árbol y su marido la siguió sin saber que estaba atada. Tamalie murió, mientras que su mujer sobrevivió. Este suceso impactó tanto a los habitantes de Bunlap que comenzaron a practicar este tipo de salto para evitar situaciones similares. Con el tiempo, esta práctica se convirtió en un ritual llamado "Gkol".
El Gkol es una ceremonia que consiste en un salto muy parecido al puenting, realizado exclusivamente por los hombres de la aldea. En este caso, se trata de una torre de hasta 25 metros de altura construida enteramente con cañas y cuerdas vegetales. El saltador se ata con lianas naturales en ambos tobillos, que han sido medidas para un salto de precisión milimétrica, ya que este rito no consiste simplemente en saltar al vacío, sino que la cabeza debe rozar el suelo. Esto significa que unos pocos centímetros de error en la medida de las lianas pueden costarle la vida al saltador.
Este rito de iniciación permite a los adolescentes convertirse en hombres y a los hombres asegurar una buena cosecha para toda la aldea. Desde esta torre llegan a saltar tanto niños de 7 años (que lo hacen desde una altura menor) como adultos. Esta tradición es una prueba de virilidad y un presagio que puede ser positivo o negativo para el futuro de toda la aldea. Este gran desafío se ha transformado en un reto universal que se practica en todo el mundo con algunas variaciones y, sin duda, muchas mejoras.
Los inicios del puenting moderno
A principios de la década de 1970, Helmut Kiene, un escalador alemán, realizó un salto pendular atando una cuerda a un puente sobre el río Les Usses y saltando desde otro puente situado a 50 metros de distancia. Pero no fue hasta 1979 cuando se llevó a cabo el primer salto moderno de puenting por parte de un grupo de aventureros, estudiantes de la Universidad de Oxford y creadores del Club de Deportes Peligrosos. Alan Weston, David Kirke, Chris Baker, Tim Hunt y Simon Keeling saltaron desde un puente de 60 metros de altura y, a pesar de tener problemas con la ley por sus acciones extremas, prosiguieron con su iniciativa, desafiando otras alturas como plataformas, diversos puentes e incluso globos aerostáticos o grúas en movimiento.
En la actualidad, este fabuloso deporte ha evolucionado mucho en cuanto al material utilizado. Mientras que el Gkol emplea lianas naturales, los miembros del Club de Deportes Peligrosos ya usaban cuerdas elaboradas, que hoy en día han seguido mejorando.
Practicar puenting hoy en día
Como práctica deportiva, el puenting es hoy en día una actividad muy popular accesible a todo el mundo a partir de cierta edad (dependiendo de la empresa que ofrezca la actividad) y mientras el cuerpo lo permita. Hay casos de niños de 9 años y personas de hasta 75 años que han realizado puenting con éxito. No obstante, existen algunas restricciones:
- Tener una condición física saludable
- No padecer enfermedades cardíacas
- Superar el miedo a las alturas
En cuanto al equipo, el elemento más importante es una cuerda elástica fabricada con multitud de tiras de látex natural y otros materiales. Una cuerda de puenting debe tener una capacidad de elongación del 400% para amortiguar el impacto de la caída y evitar lesiones. Este tipo de cuerda puede soportar el peso de una tonelada.

Otra característica esencial es el arnés. Antiguamente se realizaban saltos con arneses corporales que sujetaban la cuerda a los hombros, lo que resultaba sumamente peligroso para el saltador. Con un alto riesgo de estrangulamiento, esta técnica se modificó para dar paso a un sujeción efectiva por los tobillos (en algunos casos se utiliza también un arnés de cadera), que permite que la persona que salta no sufra un cambio brusco de postura.

Los lugares donde se practica han sido estudiados previamente para garantizar la máxima seguridad y, por supuesto, para establecer un contacto especial con la naturaleza y su belleza. Esta maravillosa actividad te permitirá sentir una libertad sin igual y, sobre todo, una sensación de vuelo incomparable. ¡No te lo pierdas!