
En papel, son más de 27,500 km que recorrió en 20 meses. En la práctica, es una infinidad de experiencias y anécdotas que, después de conmoverlo a él, también nos llegaron a nosotros. En su pueblo, le llaman "el ciclista más feliz del mundo". Esta es su historia:

Yumping Francia - ¿Cómo ves la experiencia que viviste al recorrer la ruta panamericana?
Juan Tuñon - Hay tantas cosas que decir sobre este viaje... lo que más rescato es que hubo mucha ayuda de la gente, mucho cariño, y fue muy fácil viajar a través de las diferentes culturas. Es un viaje hermoso.
Y.F. - ¿Cómo empezaste a hacer rutas en bicicleta?
J.T. - Empecé haciendo el Camino de Santiago desde Roncesvalles. Luego de Sevilla a Finisterre, y después de Ámsterdam hasta Finisterre.
Y.F. - Y, volviendo a la Panamericana, ¿dices que te pareció fácil?
J.T. - Sí. En términos generales, sí. Si quisiera recordar los momentos difíciles, podría encontrar algunos. Por ejemplo, al principio, en la Patagonia, sufrí. Los vientos eran muy fuertes y me golpeaban de frente. Por eso normalmente la gente hace esta ruta de norte a sur. Yo la hice de sur a norte. Recuerdo días en los que sufrí de verdad, sin poder borrar el sonido del viento en mis oídos, ni siquiera con música. ¡Esos días sí fueron duros!
Y.F. - ¿Ibas solo?
J.T. - Parte del viaje lo hice con un sueco, y otra parte solo. Pero nunca estás completamente solo. Siempre conoces gente. Yo llevo una bicicleta grande, así que no paso desapercibido... la gente te pregunta de dónde vienes, si necesitas algo. ¡No me sentí solo! Si te sientes solo, siempre encuentras a alguien.

Y.F. - ¿Dormiste en casas de locales?
J.T. - ¡Claro! La experiencia que ganas te transforma por completo. Dejarte ayudar es un arte. Cuando te levantas por la mañana y la gente que te hospedó te sonríe, aunque solo te hayan dejado armar tu tienda en su patio, quieres recordarles que ellos te hicieron el favor.
Y.F. - ¿Tuviste miedo en algún momento?
J.T. - No.
Y.F. - Viviste el terremoto en Chile, en plena noche. ¿Ni siquiera entonces tuviste miedo?
J.T. - No, porque desperté. Era el 27 de febrero. Estaba en un pueblito de pescadores, acampando junto a la playa bajo un árbol. La tierra empezó a temblar como a las 3 de la mañana. Al primer segundo, pensé que era parte de mi sueño. Al segundo, vi el árbol temblando y me pregunté quién lo sacudía. Al tercero, me dije: "Ponte los pantalones y corre". Agarré mi mochila con la computadora y dejé todo atrás: ropa, tienda, bicicleta... ¡todo!
En Chile tienen un protocolo: subir a la montaña para evitar la ola si el terremoto viene del mar. De noche no vimos la ola, pero la oímos, junto con los gritos de la gente... Al día siguiente, cuando bajé a buscar mi bici (sin éxito), vimos el desastre... autos sobre los techos, miles de peces muertos...
Me llevaron a Santiago de Chile, saqué un nuevo pasaporte, una empresa de MTB me regaló una bicicleta al enterarse de mi historia, sin costo... Los chilenos fueron maravillosos.
Y.F. - Después de lo de Chile, ¿pensaste en abandonar?
J.T. - No. Me dije que tenía que terminar el viaje. Aunque no sabía cómo, pensé: Lo empecé, lo termino.
Y.F. - ¿Cómo financiaste el viaje? ¿Tienes patrocinadores?
J.T. - No, usé mis ahorros. Calculé gastar unos 10 euros diarios. No es fácil conseguir patrocinadores. Contacté a marcas de tiendas, cámaras... envié correos, pero seguro los mandaron a la basura. Dejé de intentarlo.
Y.F. - ¿Y ahora planeas la Ruta de la Seda, en tres semanas?
J.T. - Sí, hay dos rutas posibles. Pienso pasar por Irán, Pakistán, India, Birmania y China. Dependiendo de las visas y las estaciones, hay que planear bien... Calculo hacerlo en un año. De Avilés (España) a Shanghái son unos 18,000 km, pero como iré por el sur, será un poco más.

Y.F. - ¿Pasarás por Francia?
J.T. - ¡Sí, por la Costa Azul! Y la costa griega... ¡amo el mar!
Y.F. - ¡El ciclismo engancha! Pero lo que hiciste es enorme.
J.T. - Hay que tener valor, pero menos del que la gente cree. Aunque llueva, sé que dormiré seco en mi tienda y que el sol saldrá. Además, haces algo que te realiza. Pedaleas de 4 a 9 horas diarias, pero si te gusta, no es esfuerzo, es placer. No me considero deportista.
Y.F. - ¡Gracias, Juan! ¡Buen camino!
Una aventura excepcional, vivida por un hombre excepcional, que seguirá su viaje alrededor del mundo para descubrir a los demás... y a sí mismo.
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