
Recordemos que las raquetas para nieve tienen una base o malla generalmente de material plástico que crea una plataforma lo suficientemente ancha para distribuir nuestro peso y así tener más superficie para avanzar sin hundirnos. Las correas de ajuste, hechas de un material resistente y fácil de lavar, son las que mantendrán las raquetas sujetas a nuestros pies. Para estas dos partes será suficiente quitar la suciedad y restos de lodo con un trapo húmedo o cepillando las áreas que tengan residuos del recorrido.
Cabe destacar que durante la temporada, si usamos frecuentemente las raquetas para nieve, este mismo uso ayudará a evitar que se forme óxido o que si ya se formó, vaya desapareciendo. Lo que definitivamente hay que evitar es usar lija o papel abrasivo, ya que desgastará la parte metálica y se deteriorará más rápido.

Al transportar las raquetas para nieve, protege los crampones dentro de tu mochila para que no rompan nada y asegúrate de que nadie se lastime con ellos. Cuando las raquetas están congeladas es importante no pisar los anclajes, ya que el plástico podría quebrarse. Esta es la parte que menos mantenimiento requiere, pero también la más frágil.
