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El sistema a emplear es el de coger el extremo de la aleta de la pierna afectada y tirar de ella progresivamente, estirando suavemente la musculatura implicada, para aliviar la fuerte contracción muscular. El compañero puede ayudarnos realizando suaves masajes en la zona afectada, o bien, sujentándonos para poder mantener mejor el equilibrio.
Después de realizar el ejercicio anterior correctamente, habremos obtenido un buen control de la flotabilidad además de saber navegar perfectamente.
El que os proponemos a continuación es un ejercicio divertido, a la vez que nos servirá para ganar confianza bajo el agua. Vamos a por ello:
Bajo el agua, nos quitaremos la escafandra. Una vez que la tengamos fuera de nuestro cuerpo y sólo tengamos contacto con ella a través de la boquilla del regulador, respiraremos con normalidad y pondremos la escafandra de forma que la grifería mire hacia delante, es decir hacia el lugar al que queremos dirigirnos. Colocaremos cuidadosamente el octopus dentro del jacket, doblaremos éste como si lo tumbásemos en un barco y, dejando la traquea y el manómetro fuera, cogeremos la botella, hincharemos poco a poco el chaleco compensador, con el fin de obtener una flotabilidad neutra y procederemos a navegar igual que lo hemos estado haciendo hasta ahora, pero esta vez controlando la flotabilidad sólo por la traquea. A los 20 metros, aproximadamente, podemos volver a ponernos el jacket, tal como lo hemos estado haciendo hasta ahora.
Haremos el ascenso cara a cara, es decir, mirándonos a los ojos, y controlaremos el ascenso sujetando su chaleco y vaciando el nuestro conforme nos acercamos a la superficie, de tal forma que podamos controlar nuestra flotabilidad.
Nos colocaremos detrás de él, pasaremos nuestro brazo derecho por debajo de su chaleco y por debajo de su axila, para mantener con esa mano su regulador en la boca y levantarle suavemente la cabeza con el fin de no bloquear la glotis durante el ascenso. Cogido de esta manera, será prácticamente imposible que se nos escape teniéndolo siempre a nuestra altura. Con la otra mano accionaremos nuestro jacket para aumentar o disminuir la flotabilidad. Trataremos de respetar en lo posible la velocidad de ascenso, no por ir más rápidos le vamos a ayudar más, sino que podemos agravar su estado. Una vez en superficie, hincharemos su chaleco y pediremos auxilio mientras comenzamos a efectuarle los primeros auxilios.
Con la otra mano accionaremos su compensador para incrementar o disminuir la flotabilidad, actuando a posteriori igual que en el ejercicio anterior.
En general esta técnica está recomendada cuando el compañero accidentado es muy voluminoso o mucho más grande que nosotros, ya que su chaleco será más voluminoso y tendremos más facilidad para obtener la flotabilidad que deseemos.
Una vez en superficie, si el buceador está consciente, hincharemos el chaleco para obtener flotabilidad positiva. Lo cogeremos por la grifería de la botella, es decir, por detrás. Mantendremos su cara fuera del agua en todo momento mientras lo remolcamos y le hablaremos para que sepa que estamos con él, que le estamos ayudando y que no se encuentra solo.
Otro método para remolcar a un buceador cansado es hincharnos el chaleco para que tengamos flotabilidad positiva. Él tumbado mirando al cielo. Nosotros colocamos nuestros hombros bajo sus pies y nuestras manos encima de sus piernas. De esta manera siempre dominaremos el rumbo, o el destino que queremos llevar, controlando y mirando la cara del remolcado, pudiendo comprobar así cómo se encuentra y hablándole para que esté tranquilo.
Si el buceador está inconsciente, hincharemos el chaleco para tener flotabilidad positiva. Daremos la señal de emergencia al patrón de la embarcación o a la persona que esté como base en tierra asegurándonos que nos haya visto para que inicie inmediatamente el plan de emergencia y evacuación. Colocaremos a la víctima encima de nosotros de forma que su cabeza nos quede a la altura de nuestro pecho, es decir con nuestras cabezas fuera del agua. Pasaremos nuestro brazo derecho por debajo de su axila y por debajo de la cincha de su chaleco.
La mano derecha ha de levantar un poco la barbilla y deberá poder tener a mano el regulador y el purgador del mismo por si fuera necesario. Vigilaremos la respiración del buceador manteniéndole siempre el regulador dentro de la boca. Hablar con el remolcado aunque esté inconsciente no es ninguna tontería. No sabemos si nos oye o no, y en caso que nos oyera, el que sepa que alguien está con él y que le va a ayudar a salir de la situación en la que se encuentra le puede tranquilizar si vuelve en si.
Una vez en superficie, estando el compañero inconsciente y en caso de no respirar, le hincharemos el chaleco para que permanezca en flotación positiva , pero sin oprimirle excesivamente el torax. En el caso de que el mar estuviese en calma, le aflojaremos un poco la hebilla del jacket para que no le oprima.
Daremos la señal de emergencia al patrón de la embarcación asegurándonos de que nos haya visto para que nos recoja e inicie el plan de evacuación. Cogeremos su regulador y antes de ponerlo en su boca, lo purgaremos. De esta manera quitaremos el agua del regulador y observamos que tiene aire. Si no tuviera aire, le pondremos la boquilla de nuestro regulador u octopus purgándolo suavemente cada 5 segundos aproximadamente, pero siempre con mucha suavidad, puesto que si no lo hacemos así, podemos causar lesiones al compañero.
Con nuestra mano le cogeremos la barbilla y el regulador cerciorándonos de que su boca quede bien cerrada y acoplada a la boquilla del mismo. Con los dedos pulgar e índice de la otra mano, le pinzaremos la nariz, asegurándonos que las vías respiratorias estén abiertas. Observaremos que el pecho de la víctima se expande cada vez que purgamos suavemente el regulador insuflando aire. En caso de no dilatarse, es que las vías respiratorias no están suficientemente abiertas y el aire no penetra en sus pulmones.
Asimismo observaremos como al cesar de insuflar el pecho desciende, expulsando el aire de su interior.
Para remolcarlo mientras le damos aire del regulador podemos hacerlo desde atrás, cogiéndolo por la cabeza abriéndole las vías respiratorias y navegando hacia atrás. Al llegar al barco, le quitaremos todo el material posible, sin dejar de efectuarle la respiración asistida.
Podemos practicar este ejercicio en la piscina o bien cualquier día con buena mar al finalizar la inmersión, mientras nos dirigimos a la embarcación desde el fondeo.
Probablemente nunca necesitarás utilizarlas, pero conocer estas técnicas hacen que tu experiencia de submarinismo sea tan segura como divertida.