Introducción

Practicar deportes extremos te permite descubrir lugares increíbles. El Vignemale ha sido y sigue siendo una de las montañas más emblemáticas y renombradas de la cordillera. A pesar de la gran belleza del macizo y todo su entorno salvaje, no es exagerado decir que su fama se basa en lo inaccesible de su cara norte, verdaderamente imponente en invierno y escenario de algunas de las hazañas montañeras más admiradas. La cara norte de la Pique Longue y, sobre todo, el prodigioso couloir de Gaube son dos buenos símbolos del pirineísmo clásico de mayor dificultad y, aún hoy, objetivos muy codiciados.

Podría decirse que el macizo presenta dos caras muy contrastantes: tras la verticalidad impresionante del Pitón Carré, la Punta Chausenque o la Pique Longue, se abre una faz luminosa y amable: el glaciar d'Ossoue. Su característica forma de herradura, suspendido sobre valles y nubes y coronado por un rosario de picos de tres mil metros, es visible desde cimas tan distantes como las del valle de Arán y el Pallars. Esta gran extensión de nieve, la mayor junto con la Maladeta, es amplia y luminosa y parece creada expresamente por la diosa pirenaica para la práctica del esquí de montaña.


Snowboarding contra el aburrimiento

En cualquier caso, las ascensiones si quieres practicar esquí en las cumbres del Vignemale no son tarea sencilla. Para llegar al glaciar mejor conservado de los Pirineos y disfrutar de sus magníficas condiciones, hay que ascender por valles profundos y cruzar pendientes pronunciadas. Sin duda, la complejidad de los accesos, el aislamiento, el riesgo de avalanchas y la altura del macizo son los principales factores que en invierno convierten al Vignemale en una montaña muy respetable y su ascenso en una verdadera prueba para todo alpinista.

Descripción del Vignemale

El Vignemale se encuentra en territorio francés, dentro de la región de Bigorre y muy cerca del circo de Gavarnie. El acceso desde nuestro país es laborioso y complejo, ya que debe realizarse a través del valle del Ara o desde Panticosa, tras cruzar varios collados. El acercamiento más recomendable debe hacerse por la vertiente francesa, aunque nos sumerja en un viaje por carretera nada despreciable que, no nos engañemos, es una dificultad más a considerar.


El Macizo de Vignemale

Una vez superado esto, se entra al macizo ya sea por el valle de Gaube, desde Cauterets, o por el valle d'Ossoue, desde Gavarnie. Ambos accesos, por donde pasa el GR en verano, son posibles con esquí de montaña, siendo el primero más recomendable al inicio de temporada. El valle d'Ossoue, expuesto regularmente a grandes avalanchas, es sin embargo una buena ruta ya entrada la primavera, permitiendo aprovechar el final de temporada con solemnidad.

Las dos vertientes cuentan con buenos refugios, sin guardia en temporada invernal y con área libre abierta. Son los clásicos refugios de Gaube y Bayssellance. Ambos permiten dividir las ascensiones en dos etapas o conectar travesías con las montañas de Marcadau y Gavarnie respectivamente. Aunque son un buen resguardo, la ausencia de guardias puede provocar tanto una sensación de desamparo en pleno invierno como un verdadero hacinamiento en temporada alta.

Climatología

La región suele acumular las mayores capas de nieve de todo el Pirineo. Las tormentas atlánticas, siempre intensas, chocan violentamente con los primeros "tresmiles" de la cordillera y descargan con generosidad el elemento blanco. Esta característica geoclimática le da a la zona una especial rudeza al tiempo que la abre a un sinfín de posibilidades para esquiar en la montaña. La otra cara de la moneda es el gran peligro que representan los cambios meteorológicos repentinos y las bajas temperaturas, factores que en conjunto aumentan la dificultad de los recorridos y dan mayor prestigio y categoría invernal a las ascensiones realizadas.


Descubre paisajes de impresión

Merece mención aparte la frecuencia y dimensiones de las avalanchas que suelen desprenderse en la región. En concreto, hay tres zonas que destacar por su peligrosidad.

  • Desde Gaube el acceso a la Hourquette d'Ossoue, ya sea directamente o en travesía bajo las crestas de la Hourquette, exige mucha atención.
  • Muy inclinada y expuesta es también la travesía desde el refugio de Bayssellance hasta el glaciar, por encima de las grutas de Bellevue, siguiendo la ruta de verano. Solo debe realizarse con condiciones óptimas, siendo más recomendable descender unos 200 metros hasta encontrar terreno más favorable para remontar hasta la morrena del glaciar.
  • La tercera, la más comprometida y que ya se ha cobrado más de una víctima, es la ascensión completa del barranco de Ossoue. Su estrechez y longitud lo convierten en una ratonera y la altura de sus paredes impide prever la cantidad y estado de la nieve acumulada arriba. Transitar ahí con nieve fresca o inestable es una verdadera temeridad.

También deben considerarse peligrosos otros fenómenos como las tormentas y la niebla. Las condiciones de baja visibilidad hacen especialmente difícil la orientación en terrenos amplios, lo que se vuelve muy delicado cuando, como ocurre aquí, convergen después en pasos estrechos y obligados. El Vignemale no es montaña para improvisar descensos o buscar atajos, por lo que es muy recomendable prevenir al máximo estos inconvenientes.

Posibilidades del macizo

El Vignemale, siendo un macizo adecuado, incluso clásico, para realizar ascensiones con esquís, no ofrece ni gran diversidad ni gran número de posibilidades. En esto difiere mucho de las Maladetas, quizá su rival directo en fama e interés. En total, diez picos de tres mil metros componen el macizo, ocho alrededor del ya mencionado glaciar d'Ossoue y dos más alejados, el Tapou y el Milleu, marcando la transición hacia las cumbres de Ordesa-Gavarnie.

 
No lo dudes más y adéntrale en la naturaleza blanca

Exceptuando estos dos últimos, con una ruta bien diferenciada, la abrupta orografía del macizo obliga a canalizar las rutas de esquí de montaña sobre un mismo eje: el que conecta Gaube con Ossoue por la Hourquette d'Ossoue. Luego, ya en el glaciar, puede elegirse el objetivo deseado. Son variaciones sobre un mismo tema, y aunque algunos picos como el Pico de Cerbillona se coronarán prácticamente con los esquís puestos y otros, como la misma Pique Longue o el Pic del Clot de la Hount, requerirán casi seguro crampones y ayuda de un cordino, el 85% de todas las ascensiones comparte tramos comunes.

En cualquiera de las ascensiones propuestas se experimentarán fuertes contrastes entre las oscuras profundidades del valle y la amplitud de panorámicas que se disfrutan desde las cumbres. La ruta del valle de Gaube parte desde muy baja altitud y nos lleva directamente de un reino vegetal frondoso y exuberante al desolado mundo de roca y nieve. La llegada a la Hourquette d'Ossau es majestuosa y amplía nuestro horizonte a viejos conocidos tras horas con la mirada fija en la cara norte. A su vez, la ruta del valle de Ossoue es en parte tenebrosa, avanzando por un estrecho corredor para, casi de repente, abrirse a la grandiosidad del glaciar. Una vez allí, la visión del Taillón, la brecha de Rolando y las cumbres del circo aumentarán aún más nuestra sensación de haber salido de las mismísimas entrañas de la Tierra.

Otra forma muy interesante de visitar el macizo es mediante la modalidad de esquí de travesía. Así, tanto desde Panticosa o Respomuso como desde el más cercano refugio del Wallon puede accederse a Gaube. Coronar el coloso como parte de alguna de las posibles travesías circulares será una excelente manera de completar las jornadas más memorables que con esquís pueden vivirse en toda la cordillera.