Pues... ¡se parece un poco a una ardilla voladora! El Wingsuit es un traje que cubre la superficie del cuerpo humano para transformar la caída vertical natural en movimiento horizontal.

Generalmente lo practican paracaidistas en busca de adrenalina, lanzándose desde un avión o un acantilado. Con su traje alado, solo necesitan abrir los brazos para inflar el traje y volar como un pájaro. Pueden recorrer una gran distancia antes de abrir su paracaídas.
Existen diferentes modelos de Wingsuit en el mercado. Suelen estar fabricados con materiales duraderos y flexibles, ya que es el cuerpo humano el que hace las veces de "esqueleto" central durante el vuelo. El wingsuit se convierte así en una extensión del cuerpo, dándole literalmente alas. ¡De ahí su nombre!
Mientras mayor superficie horizontal ofrezca al aire, más eficiente será. De ahí su forma "palmeada" entre las piernas y a la altura de los brazos.
Cuando nuestro paracaidista se lanza del avión o el acantilado, abre los brazos y piernas, haciendo que el aire infle las membranas del traje. ¡Las alas se despliegan!

Estas membranas, sostenidas por el fluido, se vuelven semirrígidas y permiten al paracaidista mantener esta posición sin esfuerzo físico extremo, sin limitar sus movimientos.
Puede entonces dirigir su vuelo moviendo todo su cuerpo, jugando con la física para ganar velocidad y distancia a cambio de altitud. ¡Sí, para ganar distancia hay que perder altura!
Los wingsuits han logrado hacer volar al ser humano de verdad, después de años de investigación y perfeccionamiento por parte de amantes de lo imposible que querían darle alas al Hombre.
Hoy, aunque es un deporte poco común, nos regala videos que quitan el aliento.
El récord mundial de distancia recorrida con un Wingsuit es de 23.1 km. Lo ostenta el japonés Shin Ito, quien también tiene el récord de velocidad en ese mismo vuelo. ¡Llegó a registrar 363 km/h en su punto máximo! ¿Qué tal, eh?
Como mencionamos, el vuelo en Wingsuit termina cuando el paracaidista abre su paracaídas. Pero recientemente, el 23 de mayo de 2012, el temerario británico Gary Connery (¡sí, así como lo oyes!) saltó sin paracaídas y aterrizó sobre 18,000 cajas de cartón. Por si se lo preguntan, salió ileso. ¿Milagro? Nunca lo sabremos. Porque hasta los mejores profesionales pueden calcular mal la trayectoria, volar demasiado cerca del relieve o sufrir un impacto.
Algunas escuelas de paracaidismo permiten practicar Wingsuit a partir de 150 saltos en caída libre. ¿Algún voluntario?
