Aunque los deportes de nieve siempre han existido, el esquí acrobático se practica desde 1930. El freestyle se convirtió en deporte de competencia en Estados Unidos durante los años sesenta, como una evolución del hotdog. Podríamos decir que el padre de este deporte es el noruego Stein Eriksen, medallista en los Juegos Olímpicos de Oslo 1952 (oro en slalom gigante y plata en slalom). Después de esas olimpiadas, Eriksen enfocó su atención en el esquí acrobático y creó un espectáculo que incluía saltos en el aire, por el que cobraba 1,000 dólares.

La primera competencia de freestyle fue organizada en 1966 por Peter Pinkham en Attitash, New Hampshire. Casi el 40% del evento consistió en figuras obligatorias, mientras que el resto de la competencia se llamó freestyle o estilo libre. Estaba naciendo un nuevo deporte que tomaría ese nombre.
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Para mediados de los 70, su práctica ya era bastante popular. En ese entonces, al freestyle se le conocía como hotdogging y quienes lo practicaban se dividían en dos bandos: los que apoyaban la organización y los que defendían la imagen salvaje. Pero pronto comenzaron los pleitos por accidentes, especialmente por atletas gravemente lesionados, y las aseguradoras le dieron la espalda al freestyle, que tuvo una gran caída en los ochenta.

En 1979 la FIS (Federación Internacional de Esquí) reconoció al freestyle como modalidad del esquí y en 1983 se realizaron las primeras pruebas de la Copa del Mundo en Estados Unidos. En 1986 se llevó a cabo el primer Campeonato Mundial en Tignes (Francia).
Estos campeonatos mundiales se organizaron justo a tiempo para incluir modalidades de esquí como el freestyle como deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de Calgary 88. La disciplina de moguls se volvió olímpica en 1992, y la de aerials en 1994.