
Yumping.- ¿Desde cuándo estás en el mundo del buceo?
María March.- Hace 17 años que practico este deporte, ¡y cada día me gusta más!
Y.- ¿Por qué elegiste este deporte?
M.M.- Siempre me encantó el mar y la naturaleza, pasaba horas navegando y nadando, pero nunca se me ocurrió empezar a bucear... Un día, por casualidad, estaba con mi hermana pequeña y vi folletos de unos cursos de buceo. Decidí inscribirme... y hasta hoy... (risas).
Y.- ¿Fueron difíciles los inicios?
M.M.- No recuerdo que fuera muy difícil, solo recuerdo las partes buenas... (risas). Hice un curso un poco desorganizado, que duró más de un mes, y nos íbamos a hacer recuento de especies al Parque Nacional de Cabrera, al sur de Mallorca... Me fascinó poder descubrir un mundo nuevo, paralelo al nuestro y que no se puede ver desde la superficie. Me sentí privilegiada por ser "aceptada" en este mundo.

Y.- ¿Cómo llegaste a formar parte del equipo "Desafío Extremo"?
M.M.- Conocí a Jesús por casualidad, coincidimos en una expedición al Polo Norte Geográfico con Ramón Larramendi. Ahí pasamos muchas horas de ventisca en la tienda de campaña, haciendo planes y contándonos aventuras. Forjamos una buena amistad y unimos nuestras ideas... así fue como empezamos a trabajar en equipo.
Y.- ¿Cuál ha sido el reto más difícil al que te has enfrentado?
M.M.- Mi mayor reto suele ser al regresar de una expedición... adaptarme otra vez a los coches, la contaminación, el estrés, el ruido... Pero si quieren algo concreto, creo que uno de mis grandes retos fue el frío del Polo Norte. Una temperatura constante de -35°C, muy húmeda, y sin un lugar donde regresar para encender una chimenea... Fue un constante desafío mental de concentración para mandar calor a las extremidades. Al principio, el poder de la mente está medio atrofiado, pero todo se puede, y poco a poco ves que funciona.

Y.- ¿Qué inmersión recuerdas con más cariño?
M.M.- Cada inmersión es especial, creo que cada día se aprende algo nuevo y hay que mantener los ojos bien abiertos... nunca sabes qué vas a ver... siempre recuerdo con cariño las inmersiones en las que un alumno supera sus miedos y aprende a disfrutar del mar.
Y.- ¿Qué prefieres? ¿Bucear en mar abierto o bajo el hielo?
M.M.- Me gusta bucear hasta en una bañera... pero si tengo que elegir, prefiero el mar abierto. Las cuevas son maravillosas y el hielo me atrae inexplicablemente, pero en mar abierto es donde está la acción... Si tengo que elegir, me quedaría con el mar abierto junto a la banquisa de hielo. Y si además hubiera orcas y pingüinos... ¡Sería lo máximo! (risas).

Y.- ¿Cómo es el buceo en cuevas?
M.M.- Es un buceo complicado y maravilloso al mismo tiempo. Es la modalidad de buceo más peligrosa de todas, pero las formaciones son tan espectaculares y te sientes tan pequeño ahí dentro que a mí me genera una sensación de paz enorme, paz y respeto profundo.
Y.- ¿Qué opinas de la apnea?
M.M.- La apnea es la mejor manera de controlar tus pensamientos y tu cuerpo. Es una forma de relajarte y sentir realmente lo que eres. Es la sensación de libertad bajo el agua. Como volar.

Y.- ¿Cuáles son tus destinos de buceo preferidos?
M.M.- Uff... qué pregunta tan difícil... Para ver acción y especies pelágicas de gran tamaño, sin duda creo que Wolf y el Arco de Darwin en Galápagos... pero para aguas cálidas y mamíferos marinos, corrientes fuertes y cardúmenes de peces y tiburones, Rangiroa, en las islas Tuamotus... Ballenas en Rurutu; corrientes intensas en Raja Ampat... Cenotes en la Riviera Maya... Caballitos de mar en el mar de Tasmania... ¡Lo siento! No puedo elegir... (risas).
Y.- Aunque hoy en día muchas mujeres se dedican de forma profesional a algunos deportes de aventura, ¿cómo es trabajar con tantos hombres alrededor? ¿Consideras que es un mundo machista?
M.M.- La verdad es que estoy encantada de trabajar entre hombres. Nunca he tenido ningún problema. La pasamos muy bien, y tengo grandes amigos.

Y.- ¿Qué le recomendarías a alguien que quiera iniciarse en el buceo?
M.M.- Le recomendaría que eligiera una buena escuela y se lo tomara con calma, en 3 días no se puede aprender a bucear...
Y.- ¿Practicas otros deportes de aventura?
M.M.- Me gustan todos los deportes, los que más me atraen son los de montaña y nieve, ya que siento una atracción por su blancura que no puedo explicar. Desde pequeña soñaba con los grandes exploradores y sus hazañas. Me atrae su pureza, su autenticidad, su misterio, así que el esquí de travesía y el alpinismo siempre estuvieron ahí. Pero no para alcanzar metas, sino para desconectar del mundo del asfalto y acercarme un poco más a la naturaleza. Huyo de las aglomeraciones y los lugares con mucha gente, por eso suelo ir a sitios inhóspitos y difíciles. Me encanta volar, el paracaidismo es uno de mis deportes favoritos... solo tengo 140 saltos, ¡pero pienso dedicarle más tiempo!

Y.- Eres productora ejecutiva, traductora, intérprete, fotógrafa e instructora de buceo. ¿Hay algo que se le resista a María March?
M.M.- Uy, eso no puedo decirlo... (risas).
Y.- Has convertido tu pasatiempo en tu profesión y has montado una escuela de buceo. ¿Qué nuevos proyectos tienes para el futuro?
M.M.- Tengo varios proyectos en mente, ¡pero aún no puedo contarlos! Por ahora, y hasta que pueda consolidarlos, mi ilusión es que la escuela de buceo y deportes náuticos siga funcionando como hasta ahora, para que cada vez más gente pueda conocer y entender el mar, y así respetarlo como se debe. Es nuestro planeta, nuestro futuro.