
Tal vez tu curiosidad acerca de los globos aerostáticos venga de un viaje idílico que hayas hecho recientemente, de una lectura apasionante sobre mundos bucólicos o simplemente, porque te nació el gusto. Pero no es de extrañar, los globos han llamado la atención desde su creación en el siglo XVIII hasta el día de hoy. No necesitas ser un niño para quedarte boquiabierto al ver volar a uno de estos gigantes sobre tu cabeza.
Así que si buscas dejar a todos impresionados con tu conocimiento sobre los globos, lo primero que debes aprender son las partes que componen estas aeronaves.
Principalmente, los globos aerostáticos actuales se componen de tres partes bien diferenciadas, desde la parte más alta hasta la "canasta": la envoltura o vela, los quemadores y la canasta.

- La envoltura es la famosa vela de colores que vemos, lo más característico del globo y por lo que lo identificamos a simple vista. Es la responsable de mantener el globo en el aire y está fabricada con material sintético que soporta altas temperaturas en su interior.
- Entre la vela y la canasta, sobre nuestras cabezas se encuentran los quemadores, la parte donde el gas propano se dirige hacia el interior de la envoltura y hace posible su vuelo.
- Enganchada a la vela está la canasta, el cesto donde viajan los pasajeros. Generalmente está hecha de mimbre con estructura metálica y está conectada mediante cables a la vela.

Estas partes están muy bien diferenciadas entre sí, por lo que no te costará identificarlas. De hecho, parece casi mágico que una aeronave de tal tamaño pueda volar sin depender de ningún motor, usando solo gas caliente y las corrientes de aire. Por eso, ver volar un globo, y más aún viajar en uno, resulta algo impresionante. Sin turbulencias, sin sobresaltos... un suave paseo por el cielo que elijas, que te hará sentir una increíble sensación de libertad.
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