Toda su vida estuvo marcada por un enorme amor a los caballos y al deporte ecuestre. Lamentablemente falleció a causa de una caída de caballo. Con su partida, el deporte español perdió a un verdadero maestro de la equitación. Para muchos, el mejor jinete español de todos los tiempos.
Su infancia y formación
Jaime García-Cruz nació en Madrid en el año 1910. Desde muy pequeño mostró atracción por el mundo de los caballos, especialmente porque su padre Agustín García Goyoaga compartía con su hermano Pedro un picadero en la capital, por lo tanto era primo hermano de nuestro también famoso jinete Paco Goyoaga.
A los 18 años ingresó a la Academia General Militar, de la cual cuatro años después egresaría como Teniente de Caballería. Fue el número uno de la generación de 1942 de la Escuela de Equitación del Ejército, donde poco tiempo después se incorporaría como instructor.
Fue maestro de quienes después serían jinetes muy destacados: Alonso Martín, Gazapo, Valencia, Queipo de Llano, Martínez de Vallejo... Prácticamente dedicó la mayor parte de su vida a la Escuela; como oficial de caballería, como jinete y como excepcional instructor.
El equipo nacional
No tardó mucho en unirse al equipo nacional y sus éxitos llegaron rápidamente. En 1947, un año antes de las olimpiadas de Londres, estableció en Bilbao, saltando 2.22 metros, el Récord de España de altura con el caballo irlandés, un tordo especialista en saltos Bengalí, marca que no fue superada hasta el año 2000 por Josechu Verdugo, por lo que el récord de Jaime García-Cruz permaneció vigente durante 53 años.
En esta época el ejército español compraba anualmente excelentes caballos en Irlanda, de los cuales los jinetes militares obtenían un rendimiento excepcional.
Las olimpiadas de Londres
En 1948, Jaime García Cruz estuvo entre los jinetes que representaron a España en los Juegos Olímpicos de Londres. Sus compañeros de equipo fueron el Teniente Coronel Navarro y el Comandante Gavilán.
García-Cruz compitió en Londres montando a Bizarro y logró el quinto lugar en la clasificación individual (mejor posición olímpica de jinetes españoles), en la que Mariles (México) ganó la medalla de oro. En la clasificación por equipos, España obtuvo el segundo lugar, consiguiendo así la medalla de plata detrás de México.
El caballo Quorum
Tras estas olimpiadas, Jaime montó a Quorum debido a una lesión de su jinete habitual Navarro. Un excelente caballo de origen francés que fue propiedad de José Navarro hasta que en 1951 lo compró el ejército, aunque después, y hasta la lesión mencionada, siguió montándolo.
Con este caballo, García-Cruz ganó en White City (Londres) dos segundos premios individuales y también un segundo premio por equipos en la competencia que actualmente equivaldría a la Copa de Naciones. Fue con este mismo caballo que su primo y amigo Paco Goyoaga ganaría el Campeonato Mundial en París 1954.
Otros caballos de Jaime García Cruz
Además de los ya mencionados Bengalí y Quorum, Jaime también montó un caballo muy ganador, el alemán Quoniam, que con un estilo poco ortodoxo (no usaba el cuello correctamente) ganó numerosos saltos así como pruebas internacionales, entre ellas el Gran Premio de Roma 1950.
Eolo IV, hijo del famoso Furioso, fue otro caballo destacado de García Cruz. Con este caballo francés, al que montaba con las riendas en la muserola, compitió en los internacionales de Niza y Roma cuando apenas tenía cinco años. Posteriormente Eolo fue montado también con gran éxito por Alfonso Queipo de Llano, ganando con él numerosos Grandes Premios y saltos. Enrique Martínez de Vallejo lo montó en las olimpiadas de Tokio.
Una lesión grave
En 1953 sufrió una caída severa durante un entrenamiento en la Escuela de Equitación. Las lesiones que le provocó esta caída lo mantuvieron casi diez meses en reposo absoluto. En 1954 recibiría la recompensa a esa grave lesión al tener su mejor año de desempeño tanto individual como por equipos.
Gran trayectoria deportiva: España y el extranjero
El año 1956 sería para Jaime el último en que competiría en el extranjero, pero en España su actividad continuó. En los seis años que García-Cruz formó parte del equipo español, obtuvo numerosos y prestigiosos trofeos: fue parte del equipo ganador en siete Copas de Naciones y ganó diecisiete primeros lugares en concursos internacionales.
Participó en concursos internacionales en Estados Unidos, México y Chile con mucho éxito. En 1954, con Goyoaga y Ordovás realizaron una gira por Estados Unidos y Canadá donde triunfaron en incontables ocasiones. Jaime hizo estos viajes transatlánticos en barco con los caballos, acompañado del leal Isidoro Manero.
Una muerte trágica, siempre recordada
Las páginas de la historia de la equitación se vistieron de luto el 16 de mayo de 1959. Ese día, Jaime participaba en el concurso nacional de Valladolid con la yegua Nákar. Tras dos rechazos, el tercer intento fue aún más desafortunado: yegua y jinete cayeron al suelo. Nákar aplastó a Jaime García-Cruz y no se pudo hacer nada por salvar su vida.
El 16 de mayo del 59 murió uno de los mejores jinetes que ha visto el deporte hípico en nuestro país, un jinete que hasta hoy es recordado por haber sido un excelente competidor, un gran instructor y un maestro incomparable. Un jinete lleno de talento que practicaba una equitación excepcional. Un gran aficionado, gran conocedor y gran amante de los caballos.
Una historia con sabor a triunfos pero llena de nostalgia para la equitación española y mundial.