
Gracias a submarinos, sonares y vehículos robotizados, la comunidad científica internacional está logrando grandes avances en el estudio de las dorsales oceánicas, donde la corteza terrestre está en constante proceso de formación y movimiento, debido a la separación de las placas tectónicas. Es en esta área donde se encuentra una mayor concentración de vida en los fondos marinos, gracias al calor que filtra desde el interior de la corteza terrestre. Gracias a los volcanes submarinos podemos encontrar grandes fuentes de vida.
Hasta ahora se ha encontrado una gran biodiversidad de invertebrados y microorganismos, como gusanos, camarones con ojos en el dorso y otras especies que solo existen en este ecosistema.
Otro fenómeno estudiado por estos científicos son las llamadas "fumarolas", fuentes termales profundas que se forman cuando el agua de mar se filtra en el subsuelo y resurge calentada a través de pequeños cráteres formados en el lecho marino.
Las especies bacterianas que viven cerca de estos fenómenos son de particular interés para la ciencia, ya que soportan temperaturas y cambios de presión extremos sin problemas, por lo que podrían ser de gran utilidad para el ser humano en procesos industriales.

Sin embargo, más allá de las aplicaciones futuras que podrían desarrollarse para estos microorganismos, la gran teoría que impulsa a los investigadores a continuar con sus estudios es que probablemente fue en este entorno ambiental, a más de 3000 metros de profundidad, donde apareció por primera vez la vida en la Tierra.