
Hay quien se pregunta "a qué huelen las nubes" y quien se pregunta por qué vemos borroso bajo el agua. Ambas preguntas igual de válidas y seguro que dan para un largo debate, pero nosotros queremos responderte la segunda pregunta de la manera más clara posible para que cualquiera lo pueda entender.
Seguro que alguna vez, buceando sin necesidad de usar un equipo de buceo recreativo o una máscara de snorkel, has abierto los ojos y sólo has podido ver formas borrosas o incluso el color del mar o la alberca sin poder distinguir nada más. Existe una razón que tiene que ver con la naturaleza del ser humano.
En el ojo humano, el cristalino funciona como una lente convergente con la que enfocamos las imágenes que recibimos en la retina. Cuando un rayo de luz pasa de un medio transparente a otro, su trayectoria se desvía. Es el fenómeno que conocemos como refracción. La luz se refracta en el cristalino y se proyecta sobre la retina, y el cristalino "enfoca" curvándose más o menos.
Fuera del agua, con el ojo en contacto con el aire, el cristalino tiene un índice de refracción que nos permite enfocar las imágenes. En el agua, sin embargo, tiene un índice de refracción similar al cristalino, por lo que éste prácticamente deja de funcionar como lente convergente y los rayos de luz con las imágenes llegan al fondo del ojo de forma casi paralela.
¿Cuál es la consecuencia? Pues que sufrimos una especie de hipermetropía enorme que nos hace ver todo sin definición, borroso.
¿La solución? Crear una cámara de aire frente al ojo, para que el cristalino vuelva a funcionar como "lente de enfoque". Nuestra máscara de buceo corrige este efecto ya que evita que el agua toque nuestro ojo.
Como dato curioso cabe mencionar que los fenicios, los primeros navegantes de los que se tiene registro, cuando querían bajar al fondo marino, lo que hacían era llenarse la boca con aceite y según iban descendiendo lo soltaban poco a poco; la "película" que se formaba con esto al parecer les facilitaba la visión en el mar.
