El buceo recreativo ha sido una práctica que, con el paso de los años, ha ido en aumento. En las últimas décadas se ha visto un incremento espectacular en el número de aficionados. Una muestra de ello es la proliferación de centros y clubes de buceo en todos los rincones de las zonas costeras de México y del mundo. 

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Normativa vigente en México para la práctica del buceo

El 2 de junio de 2020, se publicó en el DOF un Decreto que establece las normas de seguridad para el ejercicio de actividades subacuáticas. Hablamos concretamente del Decreto 550/2020, de 2 de junio, que a pesar de ser el buceo una actividad regulada principalmente a nivel estatal, el gobierno federal estableció una normativa general, en la que se marcaban los aspectos más generales. 

Siguiendo entonces la normativa del mencionado Decreto, la práctica del buceo deportivo-recreativo en México queda, por tanto, regulada por las siguientes directrices:

  • Todo buzo debe contar con un “seguro de accidentes y de responsabilidad civil”, ya sea por medio de su licencia federativa o contratando un seguro privado que cubra cualquier incidente durante el desarrollo de la actividad.
  • En la planeación de las inmersiones se evitará superar el límite de tiempo sin descompresión (curva de seguridad), valiendo un incremento de seguridad sobre el tiempo límite de las mismas. Los programas de enseñanza de las distintas certificaciones deberán, por tanto, incluir explicaciones y manejo de tablas de descompresión.
  • Las tablas de descompresión podrán ser sustituidas por una computadora de buceo.
  • La profundidad máxima de buceo recreativo queda limitada a 40 metros con un equipo autónomo de aire o nitrox.
  • Cuando se realicen inmersiones a profundidades mayores a 40 metros, es recomendable el uso de equipos de comunicación con la superficie.
  • Las operaciones de rescate y recuperación de cadáveres podrán realizarlas solamente las Fuerzas de Seguridad del Estado (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas, pertenecientes a la Marina; Centro de Buceo de la Armada; etc.) y/o buzos profesionales, excepto en circunstancias de emergencia donde la intervención represente la protección de vidas humanas.

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A pesar de ello, existen múltiples factores que pueden requerir de nuestra intervención. Bajo el agua, en ciertas circunstancias, es cuestión de tiempo que un pequeño problema crezca y se convierta en algo más serio si no actuamos correctamente. La importancia del compañero queda fuera de duda en estas situaciones.

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Rescate en el fondo de un buzo con problemas

Ante un incidente leve...
  • Un fuerte calambre o malestar para nadar: si es posible, estiramiento suave de la zona afectada con nuestra ayuda. Si los síntomas no cesan, ascenso lento por un lugar despejado a la superficie.
  • Síntomas de narcosis de nitrógeno: ascenso de unos metros, lo más probable es que los síntomas disminuyan o desaparezcan. En caso contrario, ascenso lento hasta la superficie verificando, cada cinco metros, su estado.
  • Rotura de la máscara o pérdida de la misma. En caso de que nadie lleve una máscara de repuesto bajo el agua, ascenso lento y controlado por un lugar despejado a la superficie.
  • Señales de malestar, debilidad, mareo, frío, ansiedad, etc. Ascenso controlado a la superficie. En caso de vómito, es importante recordar que es posible toser, escupir o vomitar con el regulador puesto. Puede alternarse la respiración con cualquiera de estas acciones bajo el agua. Es mucho más seguro no quitarse el regulador de la boca, por el riesgo de tragar agua.
  • Se contará con una embarcación en superficie para ayuda y auxilio de los buzos. Toda embarcación empleada en actividades de buceo deberá izar la bandera Alfa del Código Internacional de Señales. Cualquier otra embarcación deberá navegar a no menos de 50 metros del lugar donde se encuentre fondeada una embarcación en la que ondee la bandera Alfa.
  • El número mínimo de buzos para efectuar inmersión con equipo autónomo será de dos y deberán considerar aspectos como no bucear nunca solo y en caso de cansancio, falta de ganas, malestar, etc. mejor no sumergirse.

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Ante un accidente grave...

Al colocarnos por detrás para ascender al compañero en casos graves, evitaremos que se le caiga la boquilla del regulador y facilitaremos la salida del aire y una posible SSP. 

  • Pérdida del conocimiento o síntomas de ahogamiento
Siempre tendremos que impedir la entrada de agua en las vías respiratorias. ¿Cómo? Colocando el regulador en la boca y purgándolo. Debemos verificar si respira observando la salida de burbujas y a partir de aquí, comenzaremos a ascender de manera controlada, colocados a la espalda del accidentado. Con la mano derecha mantendremos su regulador en la boca y levantaremos su barbilla, inclinando su cabeza hacia atrás para permitir la salida del aire en el ascenso, reduciendo así el riesgo de una sobrepresión pulmonar (SSP). Con la mano izquierda controlaremos el inflado y vaciado de los chalecos.

Procuraremos mantener la calma y, aunque realicemos un ascenso rápido, reduciremos la velocidad en los últimos diez metros. Soltaremos aire continuamente y presionaremos el pecho del accidentado con nuestro antebrazo derecho con el fin de facilitar la salida del aire en sus pulmones. 

  • En superficie. Actuación en casos graves
Inmediatamente haremos la señal de auxilio a la embarcación o pediremos ayuda. Esta señal solo debe emplearse en casos graves (perder una aleta no es motivo para causar la alarma y requerir que se acerque la embarcación).

Liberaremos al accidentado, mientras lo arrastramos de espaldas al barco o la costa, de los lastres y escafandra. Trataremos de verificar sus signos vitales: conciencia, respiración y pulso. Para ello le hablaremos y buscaremos su pulso en el cuello, si no lleva capucha, o en la muñeca. El barco habrá venido a nuestro encuentro, rápidamente lo subiremos a bordo y verificaremos, de nuevo, sus signos vitales.

  • En caso de pérdida del conocimiento
Evaluaremos sus signos vitales continuamente, por si entrara en paro cardíaco. Lo abrigaremos y colocaremos en la posición de seguridad (de lado) para facilitar un posible vómito. Traslado inmediato a un hospital.

  • En caso de paro cardiorrespiratorio
Avisaremos por radio a los servicios médicos de nuestra posición y acordaremos el lugar más cercano para evacuarlo. Trataremos de cortar el traje para liberar toda presión sobre el pecho. Comenzaremos inmediatamente la maniobra de reanimación cardiopulmonar básica colocándolo sobre una superficie rígida. Verificaremos que no tiene ningún cuerpo extraño (algas, restos de vómito, etc.) que impida el paso del aire. Inclinaremos la cabeza hacia atrás con la maniobra frente-mentón (talón de la mano derecha sobre la frente, tapando la nariz con los dedos índice y pulgar, la mano izquierda sobre el mentón abriendo la boca).

Iniciaremos la RCP básica (2 insuflaciones de aire y 15 compresiones cardíacas, si la realiza un solo socorrista; 1 insuflación, el primero, y 5 compresiones el otro, si la realizan entre dos), mientras lo trasladamos al lugar acordado para su posterior evacuación por los servicios médicos. Cada tres o cuatro ciclos, verificaremos de nuevo sus signos vitales, si fuera necesario no cesaremos hasta evacuarlo, para mantenerlo oxigenado.

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¿Y qué pasa si hay un accidente de descompresión?


En caso de síntomas de accidente de descompresión (Cansancio o debilidad excesiva, picores generalizados, dolores de cabeza, musculares y articulares, parálisis facial o alguna zona corporal junto a la pérdida del conocimiento), avisaremos por radio a los servicios médicos para que organicen el traslado a la cámara hiperbárica más cercana. Si existe a bordo un equipo de oxígeno, la persona calificada en su manejo le suministrará oxígeno durante el traslado. 

Suministrar oxígeno a un accidentado durante el traslado puede disminuir los síntomas y evitar que se agrave la situación. Ayuda a que se elimine más rápidamente el nitrógeno de los tejidos. Oxigena los mismos, aunque estén afectados por embolia gaseosa o esté disminuida la capacidad pulmonar (pulmones encharcados de agua).

También conviene evitar la deshidratación, que agrava la enfermedad descompresiva (ED), suministrando líquidos al accidentado si está consciente (en ningún caso bebidas alcohólicas o con gas).

No hace falta decir que todos los centros de buceo tienen un plan de emergencias y evacuación para actuar en caso necesario. Debe incluir medidas de seguridad tales como: una embarcación de apoyo, tanques de seguridad a tres metros o un equipo de oxigenación a bordo manejado por una persona con la calificación y certificación necesaria.

¿Cuándo no está permitido bucear?

 
Todo aquel buzo que se encuentre en mal estado físico o mental, no podrá sumergirse. Los estados de ansiedad, embriaguez, efectos de las drogas, tener alguna enfermedad e incluso el hecho de tener sueño puede ser un factor muy importante para que esta práctica no se desarrolle de manera correcta.  

Se debe evitar en cualquier caso llevar a cabo inmersiones con corrientes superiores a un nudo,  y siempre que las condiciones atmosféricas impidan la maniobra normal de la embarcación de apoyo en la recogida de los buzos. 

Y, por supuesto, cuando la inmersión requiera paradas de descompresión y el estado de las aguas no permita realizar con seguridad y a la profundidad exacta, las pertinentes paradas, no se realizará la inmersión. 


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¿De qué se compone el equipo mínimo necesario para la práctica de buceo?

El equipo mínimo obligatorio que deberá llevar cada buzo con equipo autónomo estará compuesto por:

  • Chaleco compensador de flotabilidad (jacket o collarín) provisto de un sistema de inflado bucal y otro automático (directo al tanque de suministro de aire a través de la primera etapa del regulador o por medio de un tanque pequeño).
  • El tanque contará con un mecanismo de reserva o el regulador irá provisto de un sistema de control de presión interior (manómetro, transmisor a la computadora de buceo, etc.).
  • Reloj, profundímetro o computadora de buceo.
  • Cuchillo.
  • Dos segundas etapas, aunque se recomienda llevar dos reguladores independientes.

La única forma de reaccionar correctamente ante una situación de emergencia es con entrenamiento previo. Existen cursos especializados en rescate en todas las organizaciones de buceo o impartidos por servicios médicos. En cualquier caso, no está de más recordarlo y practicar de vez en cuando con nuestro compañero habitual... por si acaso.