
La realidad es que estamos tan acostumbrados a que las estaciones de esquí nos brinden este servicio que muchas veces no vemos el esfuerzo que implica "planchar" toda una estación, tanto en tiempo como en maquinaria y personal.
Normalmente el trabajo comienza alrededor de las 17:30 ó 18:00, después de que todos han bajado, los patrulleros revisan las pistas por última vez y los remontes cierran. Entonces se encienden los motores y las luces de unas poderosas máquinas especialmente diseñadas para este trabajo.
Y decimos normalmente porque muchas veces no se puede, no por flojera u olvido sino porque no es recomendable y el remedio sería peor que la enfermedad (por ejemplo durante una fuerte nevada o con nieve muy húmeda después de llover).
Dependiendo de la cantidad y calidad de la nieve se trabajará de forma diferente. Por ejemplo al inicio de temporada, cuando el espesor es muy pequeño, no se debe compactar inmediatamente sino dejar que se endurezca y forme base, ya que si metemos la máquina en ese momento lo que ocurrirá es que se mezclará con tierra y quedará un lodazal.

Avanzada la temporada, cuando ya hay una base importante, no tendremos este problema. La forma más común de trabajar las pistas es hacer primero pasadas con las cadenas y la pala, nivelando la nieve y distribuyéndola uniformemente. Esto es crucial especialmente si nevó durante el día, ya que si no se compacta la nieve nueva, podría convertirse en costra. Nuevamente depende de las condiciones meteorológicas: no es igual en invierno con temperaturas más estables que en primavera con grandes diferencias entre día y noche.
Una vez compactada la nieve se hace una última pasada con la fresadora y el cepillo bajados. Estos elementos están en la parte trasera de las máquinas y consisten en cuchillas que giran rápidamente, rompiendo en partes muy pequeñas la superficie que luego el cepillo se encargará de aplanar perfectamente, dejando esa huella característica que todos conocemos.
Ahora solo hay que esperar a que el frío de la noche endurezca la nieve que disfrutaremos por la mañana.

La única limitación de estos vehículos son las pendientes muy pronunciadas, ya que por su peso (más de ocho toneladas) tenderían a patinar cuando lo que se necesita es adherirse para compactar. En años recientes se desarrolló una técnica que consiste en conectar dos máquinas con un cable de acero. Una queda arriba sujetando a la otra que compacta. El resultado es óptimo pues permite subir muy lentamente, logrando mejor acabado con menos pasadas.
Pero no todo es compactar pistas. Muchas veces una máquina es la única forma de subir equipo a cafeterías de pista, reparar un remonte dañado o rescatar heridos.
¿Y los snowparks? ¿Y los half pipes? ¿Quién los hace? Les aseguro que no es con pala, aunque después lleve mucho trabajo perfilarlos para dejarlos óptimos, especialmente en competencias. Para que se den una idea, un pipe puede llevar más de 100 horas de trabajo de máquina. Eso sí, una vez hecho solo habrá que retocarlo ocasionalmente. A menos que caiga una nevada fuerte y lo cubra, obligando a empezar de nuevo.

Hasta hace unos años solo se usaba la pala, que manejada con pericia hacía maravillas, pero dejaba mucho trabajo de acabado. Ahora se usa un accesorio llamado Dragon Pipe que reemplaza la pala y va dando la forma de medio tubo. Primero un lado, luego otro. Como una imagen vale más que mil palabras, véanlo ustedes mismos. Noten que el Dragon tiene una cadena lateral con pequeñas palas que arrastran la nieve.
Como dato curioso, también han sido clave para construir pistas de baches (para competencias o estadios permanentes donde los baches deben ser uniformes). Hasta no hace mucho la única forma era esquiando, requiriendo mucha gente dispuesta a trabajar uno o dos días antes de la competencia. Ahora puede hacerse en 2-3 horas con máquina. Claro, quedan montículos con aristas que luego se perfilan manualmente, necesitando pocas personas pues se ajustan durante entrenamientos.
También se usan en snowdomes, donde el tratamiento de nieve debe ser óptimo.

Pero no todo es la máquina. Lo más importante es quien la opera. Como dicen, manejarla cualquiera puede (solo tiene volante y acelerador, frena soltando gas) pero para máximo rendimiento se necesita un experto. Y mucha paciencia. Si pisamos a fondo recorreremos rápido las pistas, pero no se trata solo de pasar, sino de hacerlo correctamente. Es como pasar la aspiradora: despacio recoge todo el polvo; rápido solo lo mueve. Quizá por esta necesidad de paciencia cada vez hay más mujeres operadoras.
Y como en casi todo, hay competencias. Desde hace años se organiza el Challenge National Pisten Bully con los mejores operadores de Europa. Las pruebas son curiosas: verter agua con garra, laberinto con pelotita... ¡con pala de 5 metros de ancho! También hay circuito de obstáculos, examen escrito y bajada esquiando (para muchos lo más difícil). Solo un ganador, pero mucha diversión.

Así que ya sabes: cuando llegues por la mañana a tu estación y veas las pistas impecables, recuerda a esos hombres y mujeres que trabajan de noche para que tú disfrutes condiciones perfectas. Gracias a todos ellos.