Ayer estaba siendo un sábado increíble. Hacía un sol espectacular y decidí comprar los boletos para el Parque Warner de Madrid para ir con mis amigos, que hacía mucho que no íbamos y era la apertura de temporada. Aunque reservamos por internet llegamos temprano, como a las 10:30 h, aprovechando que abren a las 11:00 h, porque si llegas más tarde luego hay que hacer mucha fila para entrar, hay más gente en las atracciones...

¿Preparado para una invasión zombie?


La mañana fue muy divertida entre las actuaciones de los actores, atracciones, lanzaderas y montañas rusas por todos lados. Después de comer unos sándwiches decidimos planear la tarde para ver la parte del parque que nos faltaba y repetir las atracciones que más nos habían gustado. Ya sabes que cuando vas a un lugar así ¡tienes que aprovechar al máximo tu boleto!

Como había un concierto a las 21:00 h, a las 20:30 h fuimos a agarrar lugar. La actuación estuvo genial, la verdad, y la disfruté mucho, pero... al terminar intentamos repetir algunas atracciones y empezamos a notar que había personas que actuaban un poco raro: algunos parecían ausentes, otros asustaban sin motivo... cuando quisimos salir las puertas del parque estaban cerradas. No había forma de escapar de ahí.

Persona infectada


Buscando alguna puerta abierta llegamos a la zona de proveedores donde había una camioneta con unos tipos de mirada inquietante. Pero no les puse mucha atención. Estaba muy cansada de todo el día y en ese momento sólo quería llegar a casa.

Entonces empezó a correr un rumor: hay una infección zombi. Al principio pensé que sería una broma, pero cuando vi grupos de gente corriendo no tuve más remedio que tomármelo en serio.

Payaso convertido en zombie


Salimos huyendo hacia donde venían los demás. Llegamos a un punto donde una persona con un traje de protección y cubrebocas, como sacado de una película de ciencia ficción, daba instrucciones: había que juntar 5 objetos para conseguir un kit de supervivencia y poder escapar de ahí con vida. Pero claro, lo peor es que esos 5 objetos estaban en diferentes zonas del parque y resulta que los zombis cuidaban algunos de esos lugares. ¿Qué podíamos hacer?

Al parecer los tipos de la camioneta que vimos habían soltado un agente biológico mutante y planeaban amenazar al gobierno con liberarlo en el centro de la ciudad si no pagaban un cuantioso rescate en 24 horas.

El ejército a acordonado la zona


Poco a poco fuimos recorriendo las instalaciones que apenas unas horas antes habían sido escenario de tantas risas... ahora lo eran de gritos de pánico, carreras y presencia de personas (por llamarles de algún modo) que sólo tenían un objetivo: infectarnos a todos y acabar con nosotros.

Zombie ensangrentado


A las 2:00 h de la mañana ya no sabíamos por dónde buscar, todo estaba oscuro y las linternas no alumbraban suficiente en algunos puntos. Pero había que mantener la calma. Ya teníamos 3 objetos del kit y aún nos faltaban 2 más si queríamos salir de ahí siendo personas y no convertidos en zombis hambrientos.

Zombie intentando atacarle


De pronto se escucharon unos gritos, el caos y la incertidumbre que se sentía en el ambiente sólo lograba acelerar el corazón y hacerte pensar que se acercaba el final. Un gran grupo de gente venía huyendo justo hacia donde estábamos: los perseguía una horda de zombis.

Salimos disparados como alma que lleva el diablo: corriendo y sin voltear atrás. A la derecha vi un callejón, avisé a mis amigos que me siguieran y, cuando me sentí a salvo, me di cuenta que estaba completamente sola. Asomé y a lo lejos vi cómo mi grupo había sido alcanzado y los muertos vivientes se habían apoderado de mis amigos. Ya no podía hacer nada por rescatarlos.

Su cuale convertido en zombie


A las 4:00 h de la mañana estaba exhausta. Sólo me faltaba encontrar un objeto y tenía que negociar con un infectado que, por suerte, aún no se había convertido del todo. No podía dejar de mirarlo fijamente: su ropa estaba llena de sangre, la piel de la cara parecía que se le iba a despegar en cualquier momento, tenía la mirada perdida y los ojos inyectados de un rojo aterrador... no debía tener más de 23 años y ahí estaba, a punto de convertirse en un despojo humano, un zombi sediento de carne.

Logré que me lo diera y corrí tan rápido que creí que mis piernas se me iban a salir del cuerpo: alguien me perseguía. Escuchaba una voz terrorífica unos pasos detrás de mí balbuceando algo que no alcanzaba a entender. Sólo deseaba que esa pesadilla terminara pronto.

Fuerzas armadas protegiéndole


Con la respiración agitada y la voz entrecortada, llegué al punto donde la organización del parque había puesto un campamento con los únicos sobrevivientes de ese desastre. Eran las 5:00 h de la mañana y había logrado salir ilesa de esa pesadilla.