Como sabemos, los niños son como esponjas, también cuando comienzan a practicar actividades nuevas: las aprenden en un santiamén prácticamente sin esfuerzo. Además, ¡la nieve les encanta!
¿A qué edad pueden empezar a esquiar los niños?
Desde muy temprana edad los niños pueden empezar con la práctica de cualquier deporte, pero se recomienda que la edad para subirse por primera vez a unos esquís sea a partir de los cinco años. Es a esta edad cuando son conscientes de sus limitaciones, controlan sus movimientos y adquieren mejor equilibrio.
Existen clases particulares para niños donde los instructores les explican las técnicas necesarias para esquiar: uso del equipo, postura básica, saltos, técnicas para frenar y girar, control del equilibrio, flexión...
Aún así, si son más chiquitos, no dudes en viajar con los niños a la nieve, pues disfrutarán deslizándose en trineos o haciendo actividades que organizan las estaciones y que estarán guiadas por monitores. Por ejemplo, uno de los deportes de nieve que te recomendamos es mushing con niños: disfrutarán la nieve y la pasarán genial con los perros.
Si de cualquier forma no les gusta la nieve o son muy pequeños pero tú sí quieres aprovechar para deslizarte en tus esquís o tu tabla de snowboard, puedes dejarlos en las guarderías con las que cuentan muchas estaciones de esquí.
Cómo equipar a los niños para ir a esquiar
Es muy importante saber antes de ir a cualquier estación de esquí las condiciones de las pistas, de la nieve y el clima que habrá. Una vez que lo tengamos claro, llegó el momento de hacer las maletas. Los niños necesitan ir muy abrigados pero también necesitarán poder quitarse la ropa cómodamente durante el día, ya que al hacer ejercicio sentirán calor y no es bueno que suden demasiado.
En su equipo, deberán llevar ropa impermeable y cómoda, y siempre llevar ropa extra por si se mojan la que traen puesta. Además, no puede faltar una buena gorra que cubra las orejas, guantes y lentes para el sol. Es indispensable usar casco.
No olvides aplicarles bloqueador solar, pues aunque parece que en invierno hace frío y el sol no quema, no es cierto, ya que el sol se refleja en la nieve y puede causar quemaduras, no tan fuertes como en verano, pero sí lo suficiente como para tomarlo en cuenta.
Y por último, no olvides meter en algún bolsillo del abrigo del pequeño una identificación, pues aunque estés con él todo el tiempo puede haber algún momento en que se te "escape", corriendo el riesgo de perderlo por unos momentos entre la gente.
