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La isla esmeralda, Irlanda, es una joya resplandeciente en el océano Atlántico. Su color proviene de los tonos verdes de sus campos, bosques y cuerpos de agua, que sirven como telón de fondo para sus ricos mitos y leyendas. Pero no necesitas ser un hada alada para admirar la isla desde las alturas. Con cielos abiertos, colinas elevadas y vientos confiables provenientes del Atlántico, puedes surcar los cielos irlandeses y planear sobre el paisaje sin necesidad de un avión... ¡ni siquiera de un motor! Hablamos del parapente, una forma de vuelo sin motor que utiliza equipo mínimo (sin estructuras rígidas) para desafiar la gravedad y ofrecerte una aventura aérea.

Su geografía lo convierte en un destino ideal para parapentistas. No hay obstáculos que impidan que los vientos del Atlántico lleguen a esta isla. Y cuando lo hacen, las colinas y montañas los redirigen hacia arriba, creando corrientes que elevan a los parapentes. ¡Incluso hay playas donde despegar a nivel del mar si prefieres evitar subir una colina! Una vez en el aire, el paisaje se despliega ante ti: un tapiz impresionante de picos y valles, ríos y lagos, bosques, tierras de cultivo y pueblos que destacan por sus agujas de iglesia. Otra ventaja es que la mayoría del tráfico aéreo se concentra en la costa este (aeropuerto de Dublín o Belfast en Irlanda del Norte), por lo que tendrás los cielos casi para ti solo. Ya sea que quieras aprender a volar, busques puntos de despegue espectaculares o prefieras un vuelo en tándem con un piloto experto, esta guía práctica tiene la información que necesitas.

¿Dónde están los mejores lugares para hacer parapente en Irlanda?

• Sureste: la zona más poblada también alberga algunos de los mejores sitios para parapente del país. Es ideal para principiantes, con escuelas que utilizan las pintorescas montañas de Wicklow, especialmente Black Hill y Lough Bray. Tonelagee, cuyo nombre gaélico significa "espalda al viento", es otro excelente sitio. También puedes volar en Killiney (un balneario cerca de Dublín) o en los montes Comeragh, donde el Monte Leinster ofrece condiciones confiables.

• Suroeste: la ruta turística Wild Atlantic Way comienza en el suroeste, en el condado de Cork. Aunque muchos la recorren en auto, ¡tú puedes admirarla desde el aire! El Old Head of Kinsale (una península rocosa con castillos medievales), Dunworley Beach y Rossbeigh Strand (playas para despegar sin colinas) son opciones destacadas. En el interior, el monte Mullaghanish, en la frontera entre Cork y Kerry, atrapa vientos perfectos para el vuelo.

• Galway: siguiendo la Wild Atlantic Way, llegarás a Galway, hogar de las sierras Twelve Bens y Maumturks. Estos picos capturan los vientos del Atlántico y te permiten sobrevolar una región remota donde el idioma irlandés sigue vivo. La costa fragmentada, con islas, calas y playas como Silver Strand, sirve como plataforma de lanzamiento.

• Noroeste: el condado de Donegal, el más septentrional, presume el lema "Aquí arriba es diferente". Y no solo por su cultura: ¡es un paraíso parapentista! Loughcrillan, cerca de la bahía de Gweebarra, ofrece vistas aéreas de estuarios, archipiélagos y dunas costeras.

¿Cuánto dura la experiencia?

- El récord mundial de vuelo en parapente es de 400 km (¡casi el largo de Irlanda!). Lograrlo requiere un piloto experto y condiciones perfectas, pero si aspiras a metas así, puedes tomar un curso de parapente aquí. Estos duran varios días, combinando vuelos con clases teóricas sobre equipo y técnicas. Dependiendo del clima, se distribuyen en días aptos a lo largo de semanas o meses.

- Si solo quieres sentir la emoción de volar, opta por un vuelo en tándem. Como pasajero, irás con un instructor que controlará el parapente mientras tú disfrutas del paisaje. El vuelo dura unos 30 minutos, pero considera media jornada incluyendo traslados, preparación y briefing de seguridad.

Requisitos para esta actividad

Para vuelos en tándem, no se necesita experiencia. Solo recuerda que los menores de 18 años requieren autorización por escrito de un tutor, y todos deben estar en condiciones de caminar cuesta arriba, correr unos pasos al despegar y flexionar rodillas al aterrizar. Hay límites de peso: entre 40 y 100 kg para volar como pasajero.

Aprender a volar no exige ser atleta, pero sí un buen estado físico, ya que controlar el parapente requiere agilidad. ¡Aunque muchos parapentistas siguen volando pasados los 70! No dejes que eso te detenga.

La suerte de los irlandeses también está en sus cielos. ¡Descúbrela volando en parapente!