El submarinismo es una actividad con una tasa de accidentalidad baja, respecto a otras actividades físico-deportivas. Sin embargo, este dato tiene una doble lectura; mientras el número total de accidentes en buceo recreativo es muy bajo (en relación con el número de licencias y practicantes), la gravedad de los mismos, cuando se producen, es mayor.

El factor tiempo, junto con los conocimientos necesarios, desempeña un papel preponderante a la hora de hacer frente a una situación de emergencia. Es imprescindible estar preparado mentalmente para actuar rápido y correctamente.

¿Sabemos cómo actuar en caso necesario? ¿Somos capaces de rescatar a un buceador con problemas?

 



Cuida a tus compañeros de buceo

Pensar que sólo les sucede a los demás puede ser un consuelo, pero algún día podríamos comprobar que no es cierto. Entonces recordaríamos los dichosos manuales y las prácticas de actuación olvidadas...

Afortunadamente, los avances tecnológicos en la fabricación de los equipos de inmersión y su calidad están fuera de toda duda. Es prácticamente imposible que un regulador sometido a las revisiones y cuidados necesarios, falle durante una inmersión. Pero puede suceder...

Además existen múltiples factores que pueden requerir de nuestra actuación. Bajo el agua, en determinadas circunstancias, es cuestión de tiempo el que un pequeño problema crezca y se convierta en algo más serio si no actuamos correctamente. La importancia del compañero queda fuera de duda en estas situaciones.

Rescate en el fondo de un buceador con problemas

A) Ante un incidente leve:

  • Un fuerte calambre o indisposición para nadar: si es posible, estiramiento suave de la zona afectada con nuestra ayuda. Si los síntomas no remiten, ascenso lento por un lugar despejado a superficie.
  • Síntomas de narcosis de nitrógeno: ascenso de unos metros, lo más probable es que los síntomas disminuyan o desaparezcan. En caso contrario, ascenso lento hasta la superficie comprobando, cada cinco metros, su estado.
  • Rotura de la máscara o pérdida de la misma. En caso de que nadie lleve una máscara de recambio bajo el agua, ascenso lento y controlado por un lugar despejado a superficie.
  • Señales de malestar, debilidad, mareo, frío, ansiedad, etc. Ascenso controlado a superficie. En caso de vómito, es importante recordar que es posible toser, escupir o vomitar con el regulador puesto. Puede alternarse la respiración con cualquiera de estas acciones bajo el agua. Es mucho más seguro no quitarse el regulador de la boca, por el riesgo de tragar agua.



Nunca bucees solo

Cuando sea necesario prestar ayuda a un compañero consciente para ganar la superficie, pero que tenga problemas, es mejor situarse frente a él para tranquilizarle e inspirarle confianza. Pero siempre estando alerta a sus reacciones.

Ante cualquiera de estas situaciones, el buceador puede entrar en una situación de pánico descontrolado y pretender ganar la superficie rápidamente. De ninguna manera le permitiremos que lo haga, sujetándole por el jacket frente a él para disminuir la velocidad de ascenso y comprobando que no mantiene la respiración y que suelta aire a medida que ascendemos.

Actuaremos, tratando siempre de transmitir calma a nuestro compañero. Nos aproximaremos colocándonos frente a frente, tocándole y mirándole a los ojos para tranquilizarle. Es muy importante que no se sienta solo. En la mayor parte de los casos, esto es suficiente para calmarle totalmente.

Haremos una rápida evaluación de lo que le sucede. Lo primero es comprobar que respira. Verificar su manómetro y la apertura de la botella. Si fuera necesario, le entregaríamos nuestro regulador auxiliar mientras ascendemos.

A continuación dependiendo de la profundidad, de nuestra fuerza y de lo voluminoso que sea nuestro compañero, utilizaremos un jacket o los dos para comenzar el ascenso. Siempre que sea posible no le quitaremos el cinturón hasta llegar a superficie. Conforme vamos ascendiendo, pondremos mucha atención en los instrumentos y miraremos a la superficie para respetar la velocidad de ascenso.


Aprende técnicas de reanimación


Continuamente purgaremos los chalecos para regular la velocidad. En los últimos diez metros, extremaremos las precauciones para no ascender como un globo, ya que son los más peligrosos. Además giraremos sobre nosotros mismos, para comprobar que todo está despejado al emerger. Después le ayudaremos, remolcándole de espaldas, a llegar a la embarcación en caso necesario. Siempre que sea posible, realizaremos el rescate entre varios, ya que nos fatigaremos mucho menos y será más rápido y eficaz.

Con este tipo de arrastre controlamos mejor el estado del compañero, aunque será recomendable alternar el tipo de remolcado si estamos alejados de la embarcación, para fatigarnos menos

Ni que decir tiene que cualquiera de los supuestos anteriores se complica en caso de que sea necesario realizar alguna parada de descompresión. Para ello comprobaremos los ordenadores y seguiremos imperativamente sus indicaciones, para no agravar más la situación. Siempre es más fácil realizar la parada sobre una pendiente o en pared, pero si es necesario la realizaremos en el cabo del ancla, controlando la flotabilidad con ambos chalecos. Solamente ante un buceador con pérdida de conocimiento o ante la conclusión de nuestras reservas de aire, deberíamos renunciar a realizar las paradas.

B) Ante un incidente grave:

Colocarse por detrás para ascender al compañero en casos graves. Evitaremos que se le caiga la boquilla del regulador y facilitaremos la salida del aire y una posible SSP

  • Pérdida de conocimiento. Síntomas de ahogamiento.

Impedir la entrada de agua en las vías respiratorias, colocando el regulador en la boca y purgándolo. Comprobar si respira observando la salida de burbujas. Iniciar el ascenso controlado, colocados a la espalda del accidentado. Con la mano derecha mantendremos su regulador en la boca y levantaremos su barbilla, inclinando su cabeza hacia atrás para permitir la salida del aire en el ascenso, reduciendo así el riesgo de una sobrepresión pulmonar (SSP). Con la mano izquierda controlaremos el inflado y vaciado de los jackets.

Procuraremos mantener la calma y, pese a que realizaremos un ascenso rápido, reduciremos la velocidad en los últimos diez metros. Soltaremos aire continuamente y presionaremos el pecho del accidentado con nuestro antebrazo derecho, para facilitar que vacíe el aire de sus pulmones.

 

  • En superficie. Actuación en casos graves

 

Inmediatamente haremos la seña de socorro a la embarcación o pediremos auxilio. Esta seña sólo debe emplearse en casos graves (perder una aleta no es motivo para causar la alarma y requerir que se acerque la embarcación).


Sumérgete de forma segura


Liberaremos al accidentado, mientras le arrastramos de espaldas al barco o la costa, de los plomos y escafandra. Trataremos de comprobar sus constantes vitales: sentido, respiración y pulso. Para ello le hablaremos y buscaremos su pulso en el cuello, si no lleva capucha, o en la muñeca. El barco habrá venido a nuestro encuentro, rápidamente le izaremos a bordo y comprobaremos, de nuevo, sus constantes vitales.

  • En caso de pérdida de conocimiento

Evaluaremos sus constantes vitales continuamente, por si entrara en parada cardiaca. Le abrigaremos y colocaremos en la posición de seguridad (de costado) para facilitar un posible vómito. Traslado inmediato a un centro hospitalario.

  • En caso de parada cardiorrespiratoria

Avisaremos por radio a los servicios sanitarios de nuestra posición y acordaremos el lugar más cercano para evacuarle. Trataremos de cortar el traje para liberar toda opresión sobre el pecho. Comenzaremos inmediatamente la maniobra de reanimación cardiopulmonar básica colocándole sobre una superficie rígida. Comprobaremos que no tiene ningún cuerpo extraño (algas, restos de vómito, etc.) que impida el paso del aire. Inclinaremos la cabeza hacia atrás con la maniobra frente-mentón (talón de la mano derecha sobre la frente, pinzando la nariz con los dedos índice y pulgar, la mano izquierda sobre el mentón abriendo la boca).

Iniciaremos la RCP básica (2 insuflaciones de aire y 15 compresiones cardíacas, si la realiza un solo socorrista; 1 insuflación, el primero, y 5 compresiones el otro, si la realizan entre dos), mientras le trasladamos al lugar acordado para su posterior evacuación por los servicios sanitarios. Cada tres o cuatro ciclos, comprobaremos de nuevo sus constantes vitales, si fuera necesario no cesaremos hasta evacuarle, para mantenerlo oxigenado.


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En caso de síntomas de accidente de descompresión (cansancio o debilidad excesiva, picores generalizados, dolores de cabeza, musculares y articulares, parálisis facial o de alguna zona corporal, pérdida de conocimiento), avisaremos por radio a los servicios sanitarios para que organicen el traslado a la cámara hiperbárica más cercana. Si existe a bordo un equipo de oxigenación, la persona cualificada en su manejo le suministrará oxígeno durante el traslado.

Suministrar oxígeno a un accidentado durante el traslado puede disminuir los síntomas y evitar que se agrave la situación. Ayuda a que se elimine más rápidamente el nitrógeno de los tejidos. Oxigena los mismos, aunque estén afectados por embolia gaseosa o esté disminuida la capacidad pulmonar (pulmones encharcados de agua).

También conviene evitar la deshidratación, que agrava la enfermedad descompresiva (ED), suministrando líquidos al accidentado si está consciente (en ningún caso bebidas alcohólicas o con gas).

No hace falta decir que todos los centros de buceo tienen un plan de emergencias y evacuación para actuar en caso necesario. Debe incluir medidas de seguridad tales como: una embarcación de apoyo, botellas de seguridad a tres metros o un equipo de oxigenación a bordo manejado por una persona con la cualificación y titulación necesaria.


Asegúrate de contar con un buen material


Cuando buceamos por libre es necesario conocer los teléfonos de emergencia de la zona y llevar varios medios de comunicación disponibles.

La única forma de reaccionar correctamente ante una situación de emergencia es con entrenamiento previo. Existen cursos especializados en salvamento y rescate en todas las organizaciones de buceo o impartidos por servicios sanitarios. En cualquier caso, no está de más recordarlo y practicar de vez en cuando con nuestro compañero habitual... por si acaso.