La experiencia en sí es muy bonita, pero no me ha gustado para nada la poca organización y empatía que hemos recibido.

Nos pidieron llegar 30 minutos antes, lo cual cumplimos, y al llegar nos informaron que la instructora y el resto del grupo aún no habían llegado, invitándonos a esperar en la cafetería. Sin embargo, a las 11:10 llegó la instructora con mala actitud reclamándonos por no estar preparados.

Subimos a los caballos sin apenas recibir instrucciones, a pesar de que para la mayoría era nuestra primera vez. Algunos ni siquiera sabían de dónde debían sujetarse. Tal vez para ellos sea algo sencillo, pero para nosotros era algo completamente nuevo: estábamos montando un animal, y obviamente teníamos miedo de hacerle daño o cometer un error.

Una persona del grupo no quería ir al trote porque no se sentía segura todavía (algo completamente normal siendo su primera vez), pero la respuesta de los instructores fue: “Da igual si no quiere, es lo que tiene que hacer.”

Entendemos que la actividad tiene una duración de una hora y deben cumplir con los tiempos, pero no nos hubiera importado disfrutar a nuestro ritmo, ganando confianza con el caballo, y en su momento, si era necesario, darnos la vuelta para regresar a la hora prevista.

El lugar es precioso y la experiencia podría ser maravillosa, pero mi recomendación sería: Dar una charla previa con instrucciones claras para todos, especialmente para quienes son principiantes.

Mostrar más empatía hacia las personas sin experiencia. Aprovechar que había tres instructores para dividir al grupo si es necesario: unos guiando a los más experimentados y otros acompañando a quienes necesitan ir más despacio, sin presionar ni poner en riesgo su seguridad.

Es importante recordar que un caballo que va rápido con un jinete inseguro puede ser muy peligroso. Se podría evitar cualquier accidente simplemente dando un mejor acompañamiento desde el principio.

Una experiencia increíble, además del trato de los guías y los que te ayudan por si es tu primera vez. ¡El paseo es precioso y además se me hizo súper corto! ¡Volvería sin duda!

Muy recomendable, sitio perfecto para desconectarse y estar en la naturaleza. Te puedes ir transporte público desde Madrid.

Súper majos y la ruta increíble, repetiría sin duda la experiencia, paisaje rural y bonito, y los caballos muy cuidados.

Experiencia muy chula, ¡aunque con mucho frío en esta época! Los caballos los tenian muy bien cuidados y los monitores siempre atentos.