Nació con un problema genético que le impide producir cortisona, por lo que sus primeros dos años de vida los pasó prácticamente en el hospital. Un buen día, a los 4 años, descubrió que su padre surfeaba todos los días al amanecer y no dudó en acompañarlo y subirse a la tabla.

Además, sabe combinar a la perfección el surf y el skate, pues cuando no puede meterse al agua se va a pasar el día al skate park y hace todo tipo de maniobras, incluso se lanza desde paredes de 4 metros de altura! ¿Tú serías capaz?
Ahora cuenta con el apoyo y ayuda del entrenador de surfistas profesionales Anthony Pope, quien se ha encargado de formar a grandes figuras del surf como Stephanie Gilmore, entre otros. Afirma que tiene un gran futuro por delante en este deporte. ¿Hasta dónde llegará?