Introducción

Es muy especial sentir la nieve bajo tus pies, sobre unos esquís, mientras ves los barcos cerca de la costa de Granada, o aún más, cuando alcanzas a ver las montañas de otro continente. Miras hacia el valle y encuentras una ciudad llena de vida, que se extiende alrededor de una zona industrial, que crece con fuerza gracias al creciente flujo de agua que proviene de estas cumbres nevadas.


Sierra Nevada

La Alhambra

No es de extrañar que los árabes se establecieran al pie de esta sierra. Por un lado, gracias a su altura, podían establecer puestos seguros de vigilancia y protegerse de los vientos; por otro, disfrutar de una tierra fértil, siempre bañada por el agua del deshielo.

La historia del esquí en Sierra Nevada comienza incluso antes de la llegada de los árabes a esta tierra andaluza. Se sabe que ya en el siglo XII, Abu Hamid, durante un viaje que hizo a tierras asiáticas, relató lo que vio hacer a los indígenas del lugar; se refería a la forma en que se desplazaban por la nieve con esquís, y podríamos decir que describió el esquí de montaña. Existe documentación de la época que habla sobre los esquís que usaban esos indígenas.

Avanzando a un periodo más reciente, encontramos que, a principios de 1914, ya hay relatos que hablan del esquí en Sierra Nevada. Y poco después, en 1928, se celebró la Segunda Semana Deportiva, que incluía en su programa una carrera al Veleta con esquís y crampones. Evidentemente, los pioneros de la estación eran grandes amantes de la montaña.

Son innumerables las rutas de esquí que se han abierto en la sierra granadina. Antes de la llegada de los medios mecánicos, en los años sesenta, los montañistas trazaban nuevas rutas montados en sus esquís con suelas de foca, subiendo la montaña y buscando pasos seguros y hermosos; o lo hacían con esquís de fondo cargados en sus mochilas, hasta alcanzar las cumbres, para luego descender montaña abajo, después de disfrutar de la naturaleza y de las maravillosas escenas que ofrecen rincones escondidos, accesibles solo para quienes están dispuestos a hacer travesías por la montaña, sus valles, laderas y senderos.

Paisajes inolvidables


Pero llegaron los medios mecánicos y los más flojos empezaron a creer un poco más en esto de esquiar, ya que les resultó más cómodo animarse a probar este deporte.

La estación comenzó a crecer, se construyeron grandes hoteles y edificios de apartamentos, para alojar a turistas y curiosos. El esquí empezó a comercializarse, aunque debido a los altos costos de mantenimiento, a lo novedoso y a la poca oferta de equipos, muy caros para el bolsillo del ciudadano promedio de esos años, este deporte quedó solo al alcance de una pequeña élite social, que podía permitirse unas vacaciones esquiando.

Sin embargo, el control de la estación pasó a estar a cargo del Gobierno autónomo de la Junta de Andalucía y se diseñó un plan para abrir y permitir el disfrute de la montaña a todos los ciudadanos. Así, a mediados de 1980, Sierra Nevada presentó una promoción de gran alcance, que ofreció al ciudadano una alternativa atractiva a considerar en su elección de destinos vacacionales. Precios razonables y una oferta de servicios muy completa.

La estación ya no se llamaba Estación de Pradollano, ahora era Sierra Nevada, y así ampliaba sus posibilidades. Escenas de esquí, descensos brillantes, animales bajo protección, fauna autóctona, atardeceres únicos, el mar desde la cumbre... En resumen, combinaciones de imágenes que realmente calaron en la gente y que motivaron a los habitantes de la estación y del pueblo de Granada a concentrar sus esfuerzos para revitalizar la Sierra y su riqueza turística y ambiental.

Ya en 1977, Sierra Nevada fue sede de la final de la Copa del Mundo de Esquí Alpino, un evento preparado para unos cuantos y que casi nadie recuerda; claro, en esa época, el esquí era para pocos. Pero solo diez años después, Sierra Nevada albergaba la organización de competencias internacionales de gran nivel, Copas de Europa y pruebas de la Copa del Mundo; así, Sierra Nevada comenzó su camino para ser sede de los Campeonatos del Mundo de Esquí Alpino.

Sierra Nevada crecía al ritmo de sus ambiciones y, en 1996, después de una más que excelente organización del Mundial de Esquí Alpino, la estación granadina, al sur de España, con vista al mar y rozando otro continente, se consagró ante el mundo como una de las estaciones mejor preparadas para atender las necesidades de quienes practican esquí y snowboarding, por supuesto.

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El dominio esquiable

Tenemos varias formas de llegar al núcleo de remontes Borreguiles; este es el lugar que alberga el servicio de pistas, restaurantes y escuelas de esquí, entre otros servicios, al que llegan las telecabinas Al Andalus y Pradollano, principales vías de transporte para acceder a las pistas.

En Borreguiles están ubicadas las pistas para principiantes, que son amplias y de muy fácil acceso. Tienen dos telesquís y un telesilla, que permiten subir hasta niveles de poca inclinación, donde el principiante puede aprender a esquiar, sin que el descenso por estas pistas sea peligroso para su nivel técnico.

Desde Borreguiles también parten los remontes hacia las zonas altas, donde encontramos pistas de un nivel más avanzado, aunque siempre disfrutaremos de pistas anchas y muy bien preparadas por las máquinas pisanieves, que trabajan sin parar durante la noche, para que luego encontremos verdaderas autopistas.

Zona de la pista del Águila

Una vez que llegamos desde Borreguiles, en el telesilla desembragable de Veleta II (ultrarrápido), podemos comenzar descensos por varias pistas que nos llevarán de nuevo a Borreguiles, para luego seguir bajando hasta la misma base de la estación (núcleo urbano), por varios itinerarios; ya sea por el valle del río, o por el valle de Caochiles. Este valle nos lleva hasta la pista de la Copa del Mundo; llamada así porque fue el escenario de aquella final de 1977.

También podemos seguir subiendo hasta cotas más elevadas, en busca de las vistas que nos ofrece la cumbre del Veleta. Desde este punto, podemos decidir si emprender un largo descenso que empieza a 3,100 m y termina a 2,200 m, en Pradollano, o bien dirigirnos al valle de La Laguna de las Yeguas, para tomar el Telesilla desembragable que nos lleva, a toda velocidad, al punto esquiable más alto de la estación y desde donde casi podemos tocar el Mediterráneo, a solo unos 20 km en línea recta.

Podrás practicar todos los deportes que quieras


Otra forma de llegar a Borreguiles es subiendo en el telesilla desembragable de Monachil, que nos lleva a las pistas del mismo valle de Monachil; una extensión muy amplia que ofrece varios descensos; todos ellos muy cómodos y agradables para todo tipo de niveles técnicos (los principiantes mejor no). Las pistas de Borreguiles son muy fáciles, pero las del Veleta, debido al desnivel de las pendientes, requieren un nivel preciso y seguro. La nieve primaveral de la mañana suele ser muy traicionera por la dureza del hielo que se forma durante la noche.

Las pistas de Caochiles se disfrutan muy bien en niveles intermedios (paralelo, sin demasiadas florituras). Monachil, por su parte, es un escenario muy seguro que no requiere grandes habilidades. Las Yeguas son una delicia con mucha nieve, pero cuando hay mucho hielo, cuidado con las diagonales y los baches duros.

Los que prefieren la tabla de snowboard a los bastones, cuentan con una zona delimitada para hacer sus trucos, un snowpark genial que reúne a toda una tribu de jóvenes, llegados de todos los puntos de España, en busca de sol, nieve y mucha música.

Los fuera de pista

Tenemos muchas opciones, ya que es una estación con amplias zonas esquiable. Cada valle ofrece rutas fuera de pista y cualquiera puede ser un deleite para el esquiador que busca nieve polvo, o algunas pistas con dificultad extrema. Sierra Nevada no es una estación que se caracterice por un fuera de pista impresionante, pero también tiene sus detalles. Por ejemplo, desde Caochiles accedemos a Las directas de Henry, que nos llevarán hasta la estación (estas me encantan) y no requieren mucha exigencia técnica. Para los más aventureros, tenemos en la Laguna de las Yeguas Los tajos de la Virgen.

Aquí sí debemos ser esquiadores muy buenos, ya que el paso de la diagonal es muy demandante, y el descenso inicial es muy pronunciado; incluso pueden haber avalanchas (pregunta siempre antes de ir). En La Laguna tenemos muchos itinerarios. Lo bueno de estos fuera de pista es que suelen estar a la vista y esto nos asegura que siempre estaremos controlados. Por ejemplo, desde las telecabinas se ven perfectamente los fuera de pista de las laderas de Monachil, que no son extremadamente difíciles y siempre nos regresan a la pista del Río.

Adéntrale a Sierra Nevada


Después de esquiar

Sierra Nevada ofrece un amplio abanico de opciones para después de esquiar. En el núcleo de la estación encontrarás un sinfín de restaurantes de diferentes cocinas, bares típicos, pista de hielo, cines, rentas, tiendas de ropa y supermercados. O si lo prefieres, es muy recomendable visitar la fantástica ciudad de Granada, a solo 30 km. De cualquier forma, no te puedes perder las hamburguesas del Crescendo Lodge y su increíble terraza, o las tapas del Cartujano, donde Juan y su señora te atenderán con mucho gusto.

El esquí de montaña

Como sabes, Sierra Nevada está situada en el Sistema Penibético. Desde el Veleta se ven los valles y picos de otras montañas, también de altura considerable, como el Mulhacén, Trevélez, Pampaneira, Capileira...

El esquí nórdico

Sierra Nevada no se caracteriza precisamente por las disciplinas nórdicas, pero también nos ofrece la oportunidad de practicar esta otra modalidad del esquí de fondo. Tenemos una pista de 4 km con huella y 6 rutas con 9 km. Pero, si de verdad te gusta mucho el esquí de fondo, te recomiendo que preguntes por el puerto de La Ragua; no está muy lejos y ofrece buenas pistas para los amantes de este deporte.