Rosa Fernández es una alpinista asturiana que lleva toda la vida dedicada a los deportes de aventura, sobre todo a aquellos en los que la superación personal es muy importante, como por ejemplo la escalada. Gracias a este deporte ha logrado llegar a conquistar el Everest y concluyó el proyecto "Las Siete Cumbres", donde escaló las siete cumbres más altas del mundo.

Pero no deja de lado otras prácticas como la bicicleta de montaña, gracias a la cual ha recorrido la cordillera del Himalaya superando así un reto personal. Ha escrito dos libros y aun sigue pensando en nuevos retos, pues con el alta de los médicos en mano, está planeando volver al Himalaya. Le deseamos toda la suerte del mundo para su próxima aventura.


La asturiana en el Everest, en 2005


Yumping.- De pura cepa asturiana, te has criado rodeada de montañas. Dinos, ¿cuándo empezaste a practicar alpinismo?
Rosa Fernández.-
Sí, he nacido en un pueblecito de montaña. Empecé a practicar alpinismo con mi marido y los amigos.  Mis primeras montañas fueron los Picos de Europa en los años ochenta.

Y.- Una vez decides que quieres dedicarte a los deportes de montaña, ¿recibes el apoyo de los tuyos?
R.F.- Sí, siempre he podido contar con su apoyo, aunque nunca les ha gustado mucho.

Y.- ¿Cómo empezaron tus entrenamientos?
R.F.- Siempre había hecho deporte por  afición, pero lo que hice fue empezar a dedicarle más horas a la montaña y concentrar mis esfuerzos en mejorar mis condiciones físicas para aguantar marchas de muchas horas y días consecutivos 

Y.- En 1997 realizaste tu primera expedición al Himalaya. ¿Recuerdas cómo fue la planificación? 
R.F.- Recuerdo que eran un siete chicos y querían incorporar una mujer al grupo con la idea de conseguir de una forma más fácil patrocinadores. Curiosamente primero se lo dijeron a mi marido, le pareció buena idea y entonces me invitaron a unirme al grupo. Había escalado el Cervino en el '96 y eso me había dado cierta notoriedad. Alguno de ellos ya había estado en el Himalaya.

Todo era muy natural, espontáneo y con muchas dudas; tardamos meses en  organizarnos y completar los preparativos para marchar. Todo era tan nuevo  para mí y resultó tan gratificante que me quedé fascinada por las grandes montañas. Todo salió muy bien.


El Everest supuso un reto en su carrera


Y.- Una vez llegaste a la cima, ¿qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza?
R.F.- Estaba feliz y tranquila, el paisaje era increíble, con un día soleado y un cielo azul profundo. Me sentía  tan bien que no tenía ganas de bajar. Pensé que aquella experiencia se repetiría y, cuanto antes, mejor. En aquellos años las comunicaciones no eran como hoy y hasta diez días más tarde no pudimos dar la noticia de nuestro éxito a nuestras familias, quienes no sabían nada de nosotros durante semanas.

Y.- Has recorrido diferentes lugares y has escalado infinidad de montañas: Gasherbrum II, Shisha Pagma, Dhaulagiri, el Everest… ¿Qué lugar te ha sorprendido más?
R.F.- El Himalaya no tiene comparación posible con ningún otro lugar, y el Everest es la montaña  que lo tiene todo: la más completa, la más bonita (al menos para mí),  y aunque todo eso ya me lo esperaba, no me defraudó en absoluto.

Pero todas las montañas son bonitas y tienen su propia personalidad, quizás me sorprendió la Pirámide de Carstenz en la isla de Papua Nueva Guinea. Bellísima y remota; después de un viaje  a  las  antípodas me encuentro con unas características muy parecidas  a nuestros Picos de Europa, pero con más del doble de altitud, un sitio genial, aunque la dificultad de su acceso la hace casi imposible para los alpinistas.

Y.- Siendo alpinista, ¿por qué decidiste cruzar la cordillera del Himalaya en bicicleta?
R.F.- Mi marido, que además del pegarme el gusanillo de las montañas, también me inició en el mundo del mountain bike; por otra parte, tenemos una tienda de bicicletas, y tenía información de que era posible hacer Lhasa Katmandu en bicicleta y ver la cara norte del Everest. Él promovió aquella aventura en el año 2002 y finalmente fui yo la que la realizó. pues quería ver el Everest y llevaba ya años buscando la manera de ir a escalarlo; finalmente fui en el 2003. El recorrido en bicicleta lo volví a repetir luego en el año 2007.

Y.- El reto “Siete Cumbres” supuso un punto muy importante en tu carrera deportiva. ¿Cómo surgió la idea?
R.F.-
En 2005 hice cumbre en Everest y tenía un momento muy favorable para conseguir financiación, pues las siete cumbres exigen un enorme coste económico en un tiempo bastante corto. Mi ventaja también era que yo  me iba sola a las montañas y los gastos eran para una sola persona. Aun así cuando me llegó el momento de ir a la Antártida todo mi esfuerzo estuvo a punto de  perderse porque no tenía presupuesto suficiente para  cubrir los gastos.


Alpinismo en Aconcagua


Al fin lo conseguí. Hice las siete montañas en menos de dos años, haciéndolo yo todo, hasta  buscar los vuelos y planificar paso a paso cada viaje. Para mí era una gran alegría llegar al pie de cada montaña, pues allí sólo dependía de mí misma; era estresante el poder ponerse  en marcha desde Asturias hasta el punto de  destino.

Y.- ¿Qué tipo de entrenamiento hay que seguir para estar a la altura de las circunstancias?
R.F.- Hay que fijarse un entrenamiento constante, duro, que te ayude con la resistencia física y a estar preparado para cualquier condición climática, para andar y escalar de día o de noche, con  frío y  tormentas, con nieve... hay que acostumbrarse a todo. Y, sobre todo, hay que contar con un entrenamiento mental, con la paciencia y el saber esperar a que las condiciones sean favorables, saber no arriesgar más de lo necesario y saber cubrirse las espaldas.

Cuanto más tiempo pasa, más me doy cuenta de que la fortaleza mental es la cualidad más necesaria. He visto alpinistas fuertes como el mejor atleta perder los nervios  y retirarse, vencidos, a veces casi sin luchar.

Y.- Actualmente, ¿cómo es el día a día de una deportista como tú?
R.F.- Entrenamiento aeróbico por la mañana, con bici sobre todo. Gimnasio por la tarde, para fortalecer en especial alguna zona, estiramientos y recuperación. Por otra parte tengo una lesión en una rodilla que me impide correr y tengo que mejorarla para mi próxima expedición, pero no me preocupa mucho, pues parece que tras varios meses trabajándola, va mejorando.



Cruzó el Himalaya en btt

Y.- En 2009 fuiste operada de un cáncer de mama. Aun así decidiste intentar alcanzar Broad Peak, de 8.046m. ¿Ha sido el reto más difícil de tu vida?
R.F.- Ha sido un RETO con mayúsculas, lo importante no era sólo la cima, era ponerme a prueba a mí misma, comprobar si mi fuerza mental seguía intacta y si mis fuerzas físicas, evidentemente disminuidas, podían estar  aún a la altura de las circunstancias. Fue una experiencia singular, los médicos calcularon el momento adecuado para hacer un paréntesis de dos meses en mi tratamiento y luego reanudarlo a mi vuelta. 

Resultó además ser un año de condiciones climáticas muy duras en el Karakorum, no conseguí la cumbre, pero no me sentí vencida por mí misma sino por la montaña, creo que al fin nadie consiguió hacer la cumbre en esa temporada, y además una alpinista italiana con la que compartía permiso, murió al caerse durante la ascensión, poco después de retirarme yo del intento.

Y.- ¿Qué le dirías a todas las personas que, como tú, han sufrido o están sufriendo esta enfermedad?
R.F.- Es algo que me preocupa y quiero hacer algo por todas ellas, he visto mucha gente sufriendo en el hospital y que en muchos casos es tan mala la actitud mental, como la dolencia física, no se puede dejar vencer a la enfermedad, hay que luchar con todas nuestras fuerzas; cada uno tiene que luchar consigo mismo y convencerse de que es posible ganar. ES POSIBLE GANAR.



Con dos libros en su haber, sigue planteándose nuevos retos

No todo está en los medicamentos, nuestro cerebro es un arma de lucha que tiene mucha más fuerza de lo que nos imaginamos. En esto yo tengo ventaja, pues en las situaciones extremas de alta montaña, mi cerebro está más entrenedo a enfrentarse a situaciones difíciles, por eso mi mensaje es ese: pon tu mente a trabajar y no te rindas ni un momento, no se puede tener ni un momento de duda de que se va a salir adelante.

Y.- También sabemos que has escrito dos libros. ¿Cuál será tu próximo reto?
R.F.- Mi primer libro es “Mi Everest”, y el segundo “En la piel de la alpinista. Las siete cumbres”.

Quiero volver en 2011 al Himalaya y seguir haciendo cosas en bicicleta.

Y.- ¿Dónde te ves dentro de diez años?
R.F.- Me veo como ahora, con un montón de proyectos y poco tiempo para hacer todos los deberes pendientes.