La técnica clásica

 

El esquí de fondo mediente esta es el más tradicional y consiste en una serie de desplazamientos sobre los esquís. Éstos están dotados de un sistema de agarre o retención sobre la nieve (escamas, microporos o ceras de agarre), que nos permite impulsarnos con las piernas sin que los esquís se deslicen hacia atrás en los ascensos. Para facilitar este movimiento, las máquinas que pisan y marcan las pistas trazan un rail llamado huella, donde el esquiador introduce sus esquís. El uso de los bastones, reforzado por el impulso de los brazos, ayuda al deslizamiento.

El paso más característico de esta técnica clásica es el paso alternativo. Se trata de realizar deslizamientos alternativos y frontales de los dos esquís, a la vez que el brazo contrario a la pierna que se desliza hace fuerza con el bastón.

Aprende las diversas técnicas


La técnica de patinador

Ésta técnica de esquí de fondo es relativamente moderna, pues data de los primeros años de los ochenta. En este método, que se asemeja a la técnica del patinaje sobre hielo, se utilizan los cantos de los esquís como superficie de apoyo e impulso, sin que sea necesario otro mecanismo de agarre. Los esquís no van dentro de la huella, sino que se deslizan de manera alternativa y divergente; la tracción de los brazos es, por lo general, simultánea y no alternativa. Al no existir en la suela de los esquís ningún mecanismo de agarre, el deslizamiento es óptimo, por lo que se alcanzan mayores velocidades que con la técnica clásica.

En ambas técnicas se utilizan movimientos adaptados a los terrenos descendentes, similares a los de otras actividades de nieve, como el esquí alpino y el esquí de montaña: posición fundamental de descenso directo, media cuña, cuña, virajes en paralelo, pasos divergentes o la posición de "schuss".